Lindos RECUERDOS de los 70 celebrando con el grupo RAM

LA LEYENDA DEL DIABLO EN EL CERRO TAMAYA. Se cuenta que en el esplendor de la explotación minera en el Cerro Tamaya, el cobre afloraba en gran abundancia en los piques y minas de esta montaña, donde los hombres trabajaban en cuadrillas para extraer el preciado metal, lo cual hacían de la manera mas rústica y sacrificada, solo a fuerza bruta con combo, cuña, picota y pala. Cierto día al campamento llegó en busca de trabajo un hombre moreno, alto y corpulento acompañado de cuatro grandes mulas oscuras como la noche. Este recién llegado además lucía un vistoso bigote que junto con sus demás características físicas lo hacían bastante resaltante y obviamente no pasar desapercibido a nadie. Se entrevistó con el encargado de faena jactándose de ser muy buen minero y que él podía producir bastante, pero que únicamente pedía algo.., trabajar de noche, solo y en un lugar secreto. El jefe extrañado por esta singular petición y con algo de ironía e incredulidad le dijo que si era capáz de demostrárselo lo contrataría y no tendría problema de dejarlo trabajar a su manera. Fué así que a la mañana del día siguiente grande fué su sorpresa al ver la gran carga de cobre extraído y prometido por el recién llegado. Yá contratado y en su particular horario de trabajo este extraño hombre siguió trayendo gran cantidad de metal y de muy exelente ley. Con el pasó del tiempo este nuevo obrero ganaba mucho mas dinero que los demás y en sus bajadas a las cantinas del poblado de El Oro tampoco no tenía ningún pudor en gastarlo a manos llenas, en vino y mujeres, lo que no tardó en provocar la envidia y la antipatía de algunos trabajadores debido a la popularidad y la notoriedad que ya tenía en la bohemia local. Uno de éstos mineros celoso y picado por la curiosidad de saber como era posible que un solo hombre pudiera extraer tanto cobre, una noche decidió seguirlo para averiguar donde y en que forma conseguía el mineral. Justamente esa noche había una gran luna llena por lo que seguirlo al lugar misterioso no fué tan dificil. Luego de unos cuantos kilómetros del campamento tras él, éste intrigado y bien hábil espía pudo al fín verlo llegar al lugar secreto, el cual quedaba en una ladera donde había un gran manchón de arbustos y por lo cual era muy escondido, observó que el fulano después de dejar a sus mulas bajo un frondoso litre, se despojó de todas sus ropas y de pronto se empezó a transformar en un gigantesco toro negro dotado de unos cuernos descomunales con los cuales empezó a arremeter contra la pared del cerro desprendiendo fácilmente gran cantidad de roca. Aterrado y convencido además de que eso era algo solo del demonio, bajó presuroso a la iglesia del poblado en busca del cura para contarle lo que había presenciado. El sacerdote impresionado ante el relato tan angustiado del joven entonces organizó con un grupo de trabajadores un plan para seguir al susodicho la noche siguiente y comprobar si era cierta esta historia tan fantástica. Asi pués lo hicieron, esperaron a que el hombre saliera de la ruca que tenía no tan lejos del campamento y sigilosamente y en silencio fueron tras sus pasos esa noche hasta llegar al punto misterioso donde trabajaba, y en eso vieron atónitos como se convertía nuevamente en la enorme criatura. Ante el impacto inicial de tan terrible visión el cura valientemente se atrevió a encararlo con un crucifijo de plata en la mano y en nombre de la fé también le lanzó una botella llena de agua bendita, a lo cual el toro al quebrarse esta en su cabeza reaccionó bramando terriblemente. La bestia infernal, acorralada y enloquecida por el efecto repulsivo que le provocaba el agua bendecida derramada sobre su cuerpo, se encendió en llamas y embistió desesperadamente contra el cerro, lo cual abrió un boquerón que provocó después un gran derrumbe donde desapareció sepultada en las profundidades de la montaña dejando tras de sí un fuerte olor a azufre. El extraño no era otro que el mismísimo Diablo quién en forma humana había venido a mezclarse con los obreros y a disfrutar de la riqueza del cerro como cualquier mortal. Fué así que desde ese día y al parecer en venganza por haber sido descubierto y enfrentado, el Diablo decidió deshacer la mayor parte de la riqueza de las vetas por lo que ciertamente desde ese día la calidad y cantidad de cobre del cerro Tamaya empezó a disminuir notablemente y nunca mas volvió a ser la mísma, empezando con esto su inevitable decadencia.