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Lectura de hoy:
2 Crónicas 7-8
Salmos 106-107
Cuando Salomón acabó de orar, descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y la gloria de Jehová llenó la casa. Y no podían entrar los sacerdotes en la casa de Jehová, porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová.
-2 Crónicas 7:1-2
¿Podrás imaginarte la escena que se vivió en ese momento? Shekina era la palabra que se utilizaba, en hebreo, para describir la gloria de Dios. Esta gloria era la manifestación del Todopoderoso que, en reiteradas oportunidades, se desataba en el templo. Se presentaba en ocasiones con manifestaciones de humo, o algo similar a una nube que cubría el tabernáculo de reunión.
En este pasaje puntual, la shekina se va a manifestar de una manera sublime después de haber construido una casa al Dios todopoderoso, lo que por designio divino se le negó a su padre David, mas por gracia se le concedió a Salomón.
En la antigüedad ella se manifestaba solo en un lugar determinado, pero a partir de Jesús esta gloria se manifiesta en todo lugar donde dos o tres se congregan en su nombre; ahí la gloria, es decir, la presencia de Dios está. ¿Alguna vez experimentaste ese tipo de manifestación?
Desafío de hoy: si dejaste de congregarte, o de ir a tu grupo de discipulado o al culto, te propongo que regreses y vuelvas a ser “dos o tres” para que la gloria de Dios te rodee nuevamente a vos y a toda tu familia.