06 El arte que nos deslumbra en la catedral de Burgos - Curiosidades de la catedral de Burgos

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2 жыл бұрын

A principios del siglo XIX con la ocupación francesa, el castillo de Burgos se convirtió en un fortín con la batería imperial, sufriendo un asedio fallido en 1812 y repeliendo el ataque del Duque de Wellington en apoyo a las tropas españolas.
Pero el 13 de junio de 1813, en su apresurada retirada, las tropas francesas dinamitaron el castillo convirtiéndolo en un amasijo de ruinas, polvo y humo, con más de doscientos franceses fallecidos por un error de cálculo. La gran deflagración de más de 1.200 bombas hizo desaparecen la iglesia de Santa María la Blanca, y gran parte de las vidrieras del siglo XV de la catedral, causando también daños en crestería de las torres y agujas, en la barandilla que remata la linterna y en la iglesia de San Esteban.
Este suceso, además de anteriormente la retirada de conjuntos vidrieros tras el Concilio de Trento, para ser sustituidos por vidrios translucidos, hacen que la catedral conserve vitrales de tres etapas, con gran riqueza de estilos y variedad de técnicas, unos restaurados hace dos siglos y otros en los últimos años.
La vidriera llegó a Burgos procedente de Francia, impulsada por monarcas y obispos. Las colocadas en Las Huelgas y en la Catedral fueron las primeras de la Península Ibérica.
Tras un diseño preconcebido en cartón, el vidrio era fundido, cortado con un punzón de hierro muy caliente y coloreado con óxidos metálicos durante su proceso de fabricación, consiguiendo diferentes tonalidades. Luego, ya frio, los fragmentos se ensamblaban con cordones de plomo o láminas de cobre, consiguiendo a escala monumental con increíble complejidad de detalles, embellecer ventanas lanceoladas de gran altura o grandes rosetones.
Los vitrales del Sarmental y dos óculos en la puerta de Santa María son de su construcción en el siglo XIII, y fueron realizados por maestros franceses con materiales que no se encuentran en otras vidrieras de España, al contener un pigmento denominado “rojo Burgos”. De los 52 huecos del rosetón, se perdieron 21 tras la voladura del castillo.
La vidriería de Burgos creció en los siglos XV y XVI, con numerosos talleres, y los principales maestros del país se acercaban a la capital para adquirir el cristal de color que llegaba de Flandes.
En la segunda época de esplendor se realizaron las de la Capilla de los Condestables, más elaboradas en la parte baja que en la superior, de las que solo resistieron a la brutal voladura del castillo el 40 por ciento de ellas, aunque ahora se van a recuperar con un ambicioso proyecto.
También de esta época son las antiguas vidrieras del cimborrio de Juan de Arce “el joven” que se terminaron de colocar en 1573, que al conservarse también pocos restos originales, tras su cercana restauración, se crearon nuevas vidrieras por el taller burgalés “Vidrieras Barrios”, restituyendo la luminosidad y lectura iconográfica con los escudos de sus promotores y benefactores.
Tras el concilio de Trento, a mediados del siglo XVI, este arte fue decayendo paulatinamente al cuestionarse el color en las vidrieras, sustituyéndose muchas de las originales por vidrios translucidos al identificar a Dios en las Sagradas Escrituras como luz y claridad. Pero a partir del siglo XVIII, resurgiría nuevamente el gusto por las vidrieras con policromías y las artes decorativas.
Tras la brutal explosión del castillo se convocaron varios concursos y se renovaron los vitrales perdidos de la nave mayor, crucero y de algunas de las capillas. Las de la nave mayor se realizaron entre 1880 y 1885, con vidrieras muy coloreadas y calidoscópicas, de escenas de la infancia de Jesús y la vida de la Virgen.
El claristorio de la portada de la Coronería se dedicó a la Asunción de la Virgen, en presencia de los apóstoles, tras ser declarados dogmas de Fe la Inmaculada Concepción y la Asunción, y los lados del transepto norte se dedicaron a la vida pública de Jesús.
Las vidrieras del rosetón de la puerta de Santa María también son del siglo XIX, intentando recuperar el cromatismo y simbolismo de la Edad Media mediante el culto al sagrado corazón.
A principios del siglo XX se renovaron las vidrieras de la capilla del Cristo de Burgos y todas las de los claustros por Lampérez, con un nuevo conjunto vidriero de iluminación tamizada y equilibrada, con decoración ornamental y heráldica.
Otras de este siglo son las de los dos lados del transepto sur dedicadas a santos burgaleses y cuestiones de Fé, y las últimas de principios del siglo XXI, tras atravesar el crucero, con heráldicas del Cabildo y del obispo cardenal Juan Álvarez de Toledo y del arzobispo Francisco Pacheco de Toledo.
Los demás ventanales conservan vidrieras del siglo XVI, más diáfanas para proporcionar más luz al interior, realizadas en amarillo y plata, o de luz translúcida con diferentes figuras geométricas.
Las vidrieras han cerrado los vanos de las paredes la catedral, transformado la luz exterior en color con arte que nos deslumbra y da vida a la arquitectura, la escultura y la pintura.

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@misabelgarciaruiz5618
@misabelgarciaruiz5618 2 жыл бұрын
Hola buenas noches, yo como Burgalesa que soy me siento muy orgullosa de mi gran Catedral de mi Burgos les felicito , cuidenla mucho siempre, desde Ibiza Baleares España Isabel García Ruiz y cuidaros mucho todos
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Wian
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