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El consumo excesivo de sal es el principal factor de riesgo para desarrollar hipertensión arterial, infarto, accidentes cerebrovasculares y enfermedades renales.
La cantidad recomendada para su consumo diario por la Organización Mundial de la Salud no debe superar los 5 gramos por día (una cucharadita pequeña). Sin embargo, se estima que en nuestro país el consumo de sal es el doble de lo recomendado.
La mayor cantidad de la sal que consumimos proviene de los alimentos procesados o industrializados, como el pan, galletitas, productos de copetín; quesos, sopas, caldos, aderezos y conservas, comidas procesadas e instantáneas, carnes procesadas y condimentos.
Para reducir el consumo de sal te recomendamos:
Elegí los alimentos que no contengan el sello de “Alto en Sodio”.
Elegí alimentos naturales y la comida de elaboración casera.
No agregues sal durante la elaboración/cocción de los alimentos. Podes reemplazarla por hierbas y/o especias para condimentar las comidas, como orégano, laurel, perejil, pimentón, comino, entre otros.
Evitá el agregado de sal a las comidas que le das a en niños y niñas. De esta forma se acostumbran al sabor natural de los alimentos.