14 El retablo Mayor de la Catedral de Burgos - Curiosidades de la Catedral de Burgos

Un retablo es una compleja expresión artística que combina la arquitectura, escultura y pintura, partiendo de unos dibujos previos, o "trazas", para elaborar una obra constituida por elementos o partes. El tracista posee conocimientos en matemáticas, cálculo geométrico y sistemas de representación, como el diédrico. Los artistas del renacimiento dominaban estas áreas, que eran necesarias para la arquitectura del retablo, siendo imprescindibles esas trazas para los entalladores al objeto de elaborar las piezas por separado, y que geométricamente estén relacionadas.
La dirección y construcción del retablo la llevaba el autor de las trazas, siendo también el ensamblador y responsable de su estabilidad, trabajando en estrecho contacto con los imagineros. Además del tracista y del ensamblador, participaban más operarios, ya que los oficios estaban muy delimitados.
Algunos artistas intervenían en trabajos polivalentes, como Rodrigo de la Haya que era maestro de la obra de madera e imaginería, talla y ensamblaje, y su colaborador, Simón Bueras maestro de carpintería y trazador.
El ensamblaje del retablo, la ejecución y corrección se solía realizar en el taller del maestro, para posteriormente proceder a su asentamiento en la iglesia, y más tarde a su desmontado para su policromía, antes del montaje definitivo.
El retablo mayor de la catedral de Burgos está dedicado a Santa María la Mayor, patrona de la ciudad, aunque también tiene relevancia la Eucaristía y el santoral, siendo una de las grandes obras del renacimiento manierista español, con gran belleza y policromía.
La obra arquitectónica y escultórica fue planeada y dirigida por los hermanos Rodrigo y Martín de la Haya en colaboración con otros artistas como Juan de Anchieta y Domingo de Berriz. En la policromía trabajaron los pintores Gregorio Martínez y Diego de Urbina.
Debió reemplazar a otro retablo elaborado en plata, que existía a principios del siglo XV. La idea de este nuevo retablo es de 1446, pero los trabajos preliminares son de 1562, dirigiéndolos y supervisándolos el entallador burgalés Rodrigo de la Haya. A su muerte en 1577 continuó el retablo su hermano Martín, que ya colaboraba con él, finalizándose en 1580, pero asentándose cinco años después. El retablo permaneció siete años sin policromar, hasta que se desmontó en 1592, para su decoración cromática, que duró tres años. Por su envergadura y complejidad, el retablo sufrió algún daño tanto en las imágenes como en las partes del mismo.
El ensamblaje arquitectónico del retablo emplea los tres órdenes clásicos: dórico, jónico y corintio, y se divide en tres calles y cuatro entrecalles o intercolumnios, estando dividido a su vez en cuatro cuerpos en las calles y en tres en las entrecalles.
En el centro del primer cuerpo se halla el sagrario, decorado con relieves alusivos a la Eucaristía, obra de Domingo de Berriz. En el segundo cuerpo se halla la imagen sedente hispano flamenca en plata policromada de Santa María la Mayor con el Niño sentado sobre su regazo, en un trono también de plata, que pagó el obispo Luis de Acuña en 1464. Se desconoce su autor, sólo se sabe el de los plateros, Cristóbal de Valladolid y Fernando de Oviedo. Este último realizó su magnífica corona en 1488.
En el tercer y cuarto cuerpo se hallan los grupos de la Asunción de la Virgen a los cielos y la Coronación, talladas por Juan de Anchieta.
El apostolado se dispone en los intercolumnios, ajustados a los órdenes dórico del primer cuerpo, jónico del segundo y corintio del tercero, mientras que las cajas intermedias acogen grandes relieves con ocho pasajes de la vida de la Virgen.
En la calle lateral izquieda, de arriba abajo, están los relieves de Santa Ana, la Virgen y el Niño y el abrazo de Joaquín y Ana ante la puerta dorada del templo, el nacimiento de la Virgen y su presentación en el templo.
En el lateral derecho, también de arriba abajo, aparecen Santa Isabel con su hijo Juan y la Virgen María con el Niño Jesús; la Anunciación del ángel a María, la Visitación de la Virgen a su prima Isabel y la Presentación del Niño Jesús en el templo.
Y en la culminación de los intercolumnios están los Evangelistas, los Arcángeles custodios de la ciudad y la Crucifixión o Calvario.
Los materiales para la ejecución de los retablos eran diversos, como la piedra o el alabastro, pero el más utilizado era la madera. Normalmente se utilizaba un único material, pero en ocasiones varios, como ocurre en el retablo Mayor de la catedral. Para el andamiaje y acoplamiento del conjunto se recurría al pino de la región, por su fácil empleo y resistencia. Para los paneles y tallas se solían utilizar roble, nogal o castaño, por su densidad y resistencia, y sus garantías de duración y conservación. Su elección y compra no era obligación del maestro, sino de los clientes que viajaban para seleccionarla y comprarla.
Este retablo fue un proyecto complejo, laborioso y de alto coste económico por los materiales utilizados y la abundante mano de obra.