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La 14ª letra del alfabeto hebreo es la NUN. Al fin de una palabra se la denomina NUN SOFÍT. Al observar el trazo de la NUN, advertimos a alguien sobre sus rodillas y la mirada al cielo. Es la postura adoptada ante la letra precedente, la MEM, tipo del Mesías. Así es la vida del creyente: si se humilla ante el Mesías, se erguirá. Jesús lo enseña en el Evangelio según San Mateo: “El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido” (Mt23:12). Él mismo dio el ejemplo, pues habiendo sido manso, humilde y obediente hasta la muerte, ha sido exaltado hasta lo sumo (Mt11:29; Fil2:9).
En su pictografía primaria la NUN era un pez. Recordemos que la letra anterior, la MEM, representaba al agua. Los peces viven en el agua, como nosotros los creyentes vivimos en el Mesías. No fue casualidad la promesa que Dios le hizo a Jacob, el padre de las 12 tribus de Israel, que su descendencia sería como los peces del mar. El término “multiplíquense” en Génesis 48:16, remite a pez y “desovar” en el original hebreo, como desovan los peces en el agua. Esta promesa está dirigida a los 12 hijos de Jacob y en particular a sus nietos Efraín y Manasés (Gn48:16).
Estas 2 tribus y otras 8 fueron esparcidas hacia el años 722AC tras el cautiverio asirio, y su descendencia se “perdió” entre las naciones, contrariamente a la mayoría de la descendencia de las 2 tribus restantes, Judá y Benjamín, que retuvieron en esencia su identidad judía hasta el presente (aún después del cautiverio babilónico y la diáspora del año 70DC), siendo lo que hoy conocemos como judíos. De ahí entendemos que millones de descendientes israelíes de las otras 10 tribus y otros tantos de estas 2 (que también perdieron su identidad tras ese cautiverio babilónico y la diáspora), quedaron escondidos entre las naciones como peces en el mar, hasta que el Mesías vino a rescatarlos mediante sus discípulos, pescadores de oficio en su mayoría.
Existen al menos 6 formas mediante las que la NUN nos habla de Jesús:
1) El nombre de Jesús en hebreo es IESHÚA, una forma corta de IEHOSHÚA o Josué, nombre que significa: “salvador”. El caudillo Josué, sucesor de Moisés, fue hijo de Nun, ese era el nombre de su padre, literalmente. Y NUN como letra tipifica la vida abundante y el crecimiento prolífico, tal y como sucedió con la descendencia de Israel a través de sus 12 tribus (las de Efraín y Manasés, en manera especial). Los discípulos del Señor, los creyentes en Jesús a quienes los apóstoles “pescaron”, han venido a ser, a lo largo de 20 siglos, como la arena del mar y las estrellas del cielo. A los primeros cristianos se los identificaba con el símbolo del pez, acróstico en griego para la frase: JESÚS CRISTO DIOS y SALVADOR, sí, pero además de hondo significado en relación a la descendencia de Israel, que como vimos, sería como los peces del mar.
Hay quienes interpretan que la metáfora de las ovejas en el Evangelio de Juan apunta en este mismo sentido: “También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor” (Jn10:16). La referencia no era sólo a la descendencia helenizada de Judá y Benjamín, sino a la descendencia gentilizada de Efráin, Manasés y las otras 8 tribus del norte. Según esta interpretación, ¿quiénes constituyeron aquellos que oyeron la voz del Mesías y se convirtieron entonces? Los gentiles, claro. Lo que conocemos como gentiles, pero quienes en su inmensa mayoría eran judíos helenizados o efraimitas gentilizados, descendientes todos de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham, el padre de la fe. Por eso nosotros la iglesia somos hijos de Abraham. No sólo porque como Abraham creemos por fe, sino porque el ADN de Abraham corre por nuestras venas, literalmente.
2. El valor numérico de la NUN es 50. 50 es el número del jubileo, (IOVÉL) el año agradable del Señor en el que se perdonaban las deudas, se libraba a los cautivos y se devolvían las tierras a los dueños originales (Lv25). Jesús es el último jubileo. Él es la quintaesencia del número 50. “El Espíritu del Señor está sobre mi, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor” (Lc4:18, 19); El IOVÉL, el jubileo, el año número 50, como el valor numérico de la NUN.