Soy una superviviente del suicidio de mi padre. Mi padre dio muchos avisos tras la muerte de mi madre: "no sé hacia donde voy a "tirar", no sé qué hacer con mi vida, ella murió por mí culpa, no merezco disfrutar del resto de mi vida, estorbo en todas partes ,soy un trasto inúti"l, etc. Nadie de la familia me hizo caso cuando les advertí del peligro del suicidio y cuando finalmente, se quitó la vida,me dieron la razón pero ya era demasiado tarde. Yo he hablado y hablo del tema sin problema y no lo vivo como un estigma. Hablar me ha ayudado a perdonar a mí padre, a mí y a todos. Me vacié del tema de tal manera que ya no le recuerdo en ese acto final, sino como maravilloso padre y ser humano. Mi familia no lo habla y aun no se han curado. Nunca he contado los detalles forenses ni escabrosos del asunto, sino que pude analizar sus motivaciones, sentimientos ( dejó varios escritos), las consecuencias, mis sentimientos, etc. Y me ha ayudado a rechazar por completo mis propios pensamientos suicidas ( incubados durante la adolescencia) cuando viví en mis carnes el vacío que deja el suicida y lo devastador de su suicidio. A mí, me ayudaron a superar el suicidio de mi padre la fe en Jesús, no una creencia religiosa sino un talante vital, mi familia y los amigos cercanos. Todos fueron muy comprensivos y me dejaron hablarlo siempre y llorar, gritar de rabia, estar en silencio, etc. sin decirme jamás que no me pusiera "así", que no pasaba nada o que el tiempo daría la solución. Durante mucho tiempo, sólo me abrazaban y me escuchaban. Después, ya fueron proactivos. Mi marido tuvo la inteligencia como para ayudarme desde mis puntos fuertes. Soy afortunada. La cicatriz de la pérdida está, pero la herida está cerrada y no sangra ni supura.
@inesalud8 ай бұрын
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