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La verdad es que muy pocas personas llegan al matrimonio educadas suficientemente para saber qué hacer cuando peleo se pelea con la esposa, con el esposo?
La cultura de la sociedad poco enseña sobre el proceder porque en la mayoría de los casos está basada en la experiencia acumulada por generaciones y quizá, los abuelos, los padres no eran los más expertos en resolución de conflictos familiares. Muchas veces, porque la Biblia, La Palabra de Dios, estaba ausente; no era motivo de lectura ni de consulta.
¿Y por qué, para referirme a la correcta manera de resolver los problemas matrimoniales hago énfasis en La Biblia? porque ella si te dice, si nos dice: “¿Qué debo hacer cuando discutimos con mi pareja?”, “¿Cuánto tiempo es bueno durar enojado, enojada con mi pareja?
En el presente artículo, responderé la primera pregunta y en el siguiente la segunda.
Empecemos con la primera pregunta:
¿Qué debo hacer cuando discutimos con mi pareja?
Esta pregunta te la debes haber hecho infinidad de veces en la infinidad de discusiones que suelen tenerse a lo largo de un matrimonio.
Ya vimos que ni la sociedad ni los ejemplos de familia muchas veces aportan la respuesta adecuada. La Palabra de Dios si. Es más, Dios no lo dejó escondido por allí como una perla a la que hay que encontrar. No. Lo plasmó claramente en muchos versículos, entre otros este:
Versículo para cuando discuto con mi pareja:
Hay un versículo en La Biblia que habla acerca de la manera correcta de cómo debemos resolver el conflicto matrimonial pues nos da forma y tiempo en el que este debe durar. Se encuentra en Efesios 4:26
"Si se enojan, no pequen. No dejen que el sol se ponga estando aún enojados,"
Quizá pasaste muchas veces por la lectura de este pasaje donde el apóstol Pablo le escribe a la iglesia de Éfeso y no te percataste de esta increíble “herramienta” para el conflicto matrimonial.
¿Cómo enojarme sin pecar?
Hay que tener un alto dominio propio para estar enojado sin pecar. Quizá desde niños no se nos enseñó a trabajar con el manejo de las emociones. Probablemente vimos a mamá arrojar las cosas, tirar las puertas o gritar a papá y asumimos que esa era la manera correcta como se debían dirimir los conflictos matrimoniales.
Quizá vimos como papá huía de casa cada vez que las cosas se ponían difíciles y asumimos que esta era la manera correcta como los hombres encontraban la “paz matrimonial”.
Esa es la manera errónea, la forma humana y que lejos de resolver el conflicto matrimonial lo ahondará mucho más.
Enojarse sin pecar significa que Dios me da derecho a estar enojado porque Él entiende que el enojo es parte del proceder humano, al fin y al cabo también es un método de defensa natural, no perdamos de vista el propósito del enojo, según la Biblia, es confrontar el pecado o la injusticia con gracia y restauración. Jesús se enojó en la puerta del templo, La Biblia nos muestra que hay cosas que hacen enojar a Dios, entonces nosotros, como seres humanos tenemos ése derecho.
Pero, mi enojo se puede volver pecaminoso cuando se convierte en la disculpa perfecta para: lanzar improperios, gritar, ofender, reclamar mis egoístas beneficios, quedarme callado y que mi silencio sirva para desesperar a mi cónyuge y un sin número de defectos de mi personalidad que salen a flote en medio de la confrontación.
La mejor manera de resolver un problema en el matrimonio.
Sin lugar a dudas, tener dominio de las emociones. Que en medio del fragor de la discusión mi mente se conecte con El Espíritu Santo de Dios y me dé de sus frutos:
Versículo para recitar mentalmente en una pelea:
Gálatas 5:22-23.
"En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas."
Mira detalladamente cada uno de esos frutos. Si no los perdemos de vista y los mantenemos como un objetivo en medio de la discusión habremos podido enojarnos sin pecar.
Ejercicio mental para las discusiones matrimoniales.
Todos sabemos cuando va a empezar una confrontación matrimonial. Los ánimos empiezan a caldearse, la tonalidad de la voz se eleva y los argumentos de parte y parte empiezan a debatir.
Ahí es donde hay que ejercitar todo pensamiento llevándolo cautivo a la obediencia de Cristo. En ese momento pon en práctica 1a Tesalonicenses 5:17 “Oren en todo tiempo”. Entonces puedes, mientras tu pareja está argumentando, orar mentalmente el versículo que te habla de los Frutos del Espíritu Santo, si lo haces verás como otro versículo entra en acción: “Clama a Mí y yo te responderé”. Jeremías 33:3 (al que algunos llaman el teléfono del señor).
Versículo que me ayudan en la discusión:
Proverbios 15:1:
"La respuesta amable calma el enojo, pero la palabra áspera aumenta la ira."
Desde el comienzo del conflicto debes estar dispuesto a perdonar:
Pase lo que pase no puedes perder el objetivo que tiene un conflicto matrimonial: crecer como pareja. Para ello debes establecer como prioridad el perdón mutuo entre los dos.