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Para conmemorar el día del médico veterinario en Colombia, quisimos responder muchas preguntas que nos hacen continuamente relacionadas con nuestra profesión.
1. ¿Por qué ser médicas veterinarias?
Claramente, el gusto y el amor por los animales tuvieron mucho que ver a la hora de tomar esta decisión. Pero en nuestro caso en particular, las enseñanzas que recibimos de nuestros padres y el haber estado rodeadas de animales desde pequeñas también fue un factor que influyó. En el caso de Manu, la biología marina y la medicina también fueron carreras opcionadas y que le llamaban mucho la atención y, para Maria, la medicina fue una alternativa muy interesante en algún momento. Sin embargo, la vocación de servicio definitivamente decidimos enfocarla hacia los animales que necesitaran atención y ayuda.
2. ¿Qué fue lo que más te gustó de la carrera?
Para Manu, el hecho de que pudiéramos aprender de tantas especies diferentes, así como la posibilidad de trabajar con tantas personas de diferentes entornos, especialmente en zonas rurales, y el poder obtener las herramientas necesarias para aliviar el sufrimiento de los animales, fueron las recompensas más grandes de haber elegido esta profesión. En el caso de Maria, la parte favorita de su paso por la universidad fue la gran variedad de personas con las que se topó, y el haber conocido el campo de acción tan grande que tiene la medicina veterinaria y la infinidad de posibilidades que existen para nosotros.
3. ¿Qué fue lo más duro o difícil de afrontar mientras estabas estudiando?
Para Maria, el enfrentarse las primeras veces a la muerte y a la eutanasia, el entender y asumir la responsabilidad de ser esa línea que divide entre la vida y la muerte, entendiendo que muchas veces la eutanasia es un acto terapéutico y que directamente entrega bienestar al animal y las personas responsables del mismo. Para Manu, ver situaciones de maltrato y negligencia por parte de los tutores de los animales, más aún cuando no estamos en la capacidad o no tenemos el poder de ayudar al paciente en el momento.
4. ¿Qué consejo le darías a alguien que está pensando en estudiar medicina veterinaria o que ya está estudiando?
Primero, entender y tratar de interiorizar que no todas las personas tienen nuestro mismo nivel de compasión o sensibilidad hacia los animales, pues aunque sea una idea difícil de asimilar, tener esto claro nos permitirá abordar mejor ciertas situaciones que se nos puedan presentar en nuestro quehacer profesional.
Segundo, que tratemos de evitar las posiciones extremas, es decir, que nos preocupe y queramos garantizar el bienestar de todos los animales y los ecosistemas, pero sin car en un discurso animalista y, sobre todo, sin perder de vista la finalidad y el contexto de algunas especies, por ejemplo, las de producción.
Tercero, la empatía por los animales se nos da de manera mucho más natural a quienes queremos dedicarnos a ellos, pero es igual de importante desarrollar empatía por las personas que acompañan a esos animales, pues tener una buena relación con ellas, nos permitirá lograr muchas más cosas en pro del bienestar del animal.
Cuarto, evitar los sentimientos de culpa al máximo, hacer lo posible por recalcarnos que estamos haciendo lo que podemos con lo que tenemos disponible, pero ojo, sin que eso signifique que no nos vamos a esforzar por hacer las cosas lo mejor que podemos.
Quinto, construir un grupo de soporte sólido. Como veterinarios estamos expuestos a diversas situaciones que comprometen nuestra salud mental, y poder compartir nuestros pensamientos y sentimientos con colegas o con personas con quienes nos sintamos totalmente cómodos, es imprescindible para mantenernos estables y sanos, y para evitar condiciones como el síndrome del profesional quemado o el síndrome de fatiga por compasión.
5. ¿Cuáles han sido las satisfacciones más grandes que has podido experimentar gracias a tu profesión?
Para ambas, todas han tenido que ver con animales, con el hecho de haber podido estar rodeadas de animales increíbles que antes era un sueño conocer, con la posibilidad de haber conocido lugares diferentes e interactuado con personas y colegas de diferentes partes del mundo, pero con la misma visión de proteger a los animales y la biodiversidad.
En resumen, para nosotras este camino de la medicina veterinaria ha estado lleno de altibajos, pero todos han valido la pena, pues nos han traído al lugar en el que estamos hoy, y nos han permitido vivir un sinfín de experiencias que no hubiéramos podido vivir de haber elegido otra profesión.
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