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Hace 50 años, una comunidad pequeña y pobre de Hermanas de María de Schoenstatt abrían un sencillo Kindergarten en la planta baja de su casa de Pozuelo de Alarcón, apenas recién estrenada. Eran las así llamadas “monjas alemanas”, extranjeras para nuestra patria española, pero se hicieron muy “de aquí”, porque les ardía el corazón por amor a María, tan de nuestra tierra. Querían que todos los corazones vibraran por Jesús y, por eso, no les importaron dificultades ni estrecheces: fueron audaces por amor a sus alumnos y desde la confianza en su Reina.
De hecho, lo primero que hicieron las Hermanas fue entregar a María la corona, nuestra corona: el reinado sobre su escuela pequeña, para que Ella hiciera aquí grandes obras.