65 Ha comprado velas para los días de tinieblas UN ALMA EN CRISTO (1990) Libro 2

Un alma en Cristo
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🎧 Audio 65
📕 Libro II Un alma en Cristo
1 de mayo de 1990
ℍ𝕒 𝕔𝕠𝕞𝕡𝕣𝕒𝕕𝕠 𝕧𝕖𝕝𝕒𝕤 𝕡𝕒𝕣𝕒 𝕝𝕠𝕤 𝕕í𝕒𝕤 𝕕𝕖 𝕥𝕚𝕟𝕚𝕖𝕓𝕝𝕒𝕤
He regresado de Lourdes. No me canso de ir. Es como encontrarme con mi santa Madre. ¡Qué alegría hay en mi corazón! Desde el Viernes Santo a las tres de la tarde hay en mi alma una alegría desconocida hasta ahora. No puedo explicar con palabras lo que siento. Sólo sé que pido que esa alegría no se pierda en mí. Me hace sentir, esa alegría, como si mi alma pesara menos y estuviera suspendida en el aire esperando ser acariciada por su Creador. Es una mezcla de anhelo, de ternura, de amor y libertad. Sólo me basta cerrar los ojos para sumergirme en un mundo donde estoy sola con mi Dios. En Lourdes he comprado velas, porque me he acordado de los tres días de tinieblas de que hablan algunas profecías. Las he hecho bendecir. Creo que no he hecho mal, aunque preferiría no tenerlas que usar nunca. Así se lo he pedido al Padre
Mi sonrisa y mi gracia caen sobre mi pequeña. Con ternura de padre cojo tu pobre alma, que acerco a la mía, para que vibre con mi amor. Te comportas como una niña pequeña y, por ello, atraes tanto mi atención.
Hija mía, ¡Claro que siente tu alma todas esas sensaciones, si recibiste mi Espíritu el Viernes Santo! El Espíritu de Dios bajó hasta ti y su luz invadió tu alma. Debes avivar con tu esfuerzo esa llama que brota de tu ser, llenándote de la inmensa alegría que es sentirse hijo de Dios. Alégrate, alégrate porque el Poderoso ha hecho obras grandes en ti. Tú ya no te perteneces, ya perteneces a la familia celestial, ya eres hija del Altísimo. Tu alegría será, de ahora en adelante, cumplir la divina Voluntad, porque, cuando se conoce al Padre y se es partícipe de su sabiduría, ya nada tiene valor sino es el hacer su santa Voluntad. Hija mía, no has hecho mal comprando velas con la intención de guardarlas para el día que llegue el castigo. Como las doncellas vírgenes tenían sus lámparas encendidas esperando al esposo, tú también puedes estar preparada para ese día. No hay motivo de pensar que, por ello, ofendes a Dios. Tú no haces más que creer aquello que se te ha dicho y que se ha dicho a tantos videntes y que está en los evangelios.
Hija mía, haz una 𝗢𝗿𝗮𝗰𝗶ó𝗻 del escrito de la página setecientos y repártela. Dile a tu Padre espiritual que él también la divulgue. 𝗤𝘂𝗲 𝘁𝗼𝗱𝗼𝘀 𝗹𝗼𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗮𝗺𝗮𝗻 𝗮 𝗹𝗮 𝗦𝗮𝗻𝘁í𝘀𝗶𝗺𝗮 𝗧𝗿𝗶𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗹𝗮 𝗿𝗲𝗰𝗶𝘁𝗲𝗻 𝘀𝗶𝗻𝘁𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼 𝗽𝗿𝗼𝗳𝘂𝗻𝗱𝗮𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝘀𝘂 𝘀𝗶𝗴𝗻𝗶𝗳𝗶𝗰𝗮𝗱𝗼, 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝗹 𝗣𝗮𝗱𝗿𝗲 𝗱𝗲𝘁𝗲𝗻𝗴𝗮 𝘀𝘂 𝗶𝗿𝗮.
Sólo un cambio de la humanidad podría cambiar lo que ya está escrito en el cielo. Si los creyentes, con plena conciencia del mal de los hombres, se ofrecen conmigo en la Cruz como víctimas por los pecados de los hombres, yo te digo, hija mía, que el castigo puede ser suavizado en gran parte, porque Dios, además de justo, también es misericordioso y, por el amor de aquellos que le aman, se muestra misericordioso con todos.
Grupo María Auxiliadora (1990). Un alma en Cristo Libro II
(Junto con el audio y el texto del audio 65, en este día compartiremos la Oración para suplicar misericordia a Dios Padre (la encontraréis al final del canal junto con el texto y el PDF)