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Lamentablemente los chilenos hemos aprendido con un costo muy alto que la inmigración ilegal masiva produce consecuencias indeseables, entre ellas el incremento de la criminalidad. Esto podría explicar que, mientras hace pocos años exigir una inmigración ordenada era condenado socialmente y cancelado por algunos por constituir un “discurso de odio”, “contrario a los derechos humanos” o “xenófobo”, en la actualidad el escenario sea otro radicalmente distinto. Hoy pedir fronteras seguras es una obviedad a la sombra de los perniciosos efectos producidos por el relato o discurso “buenista” y poco realista de las “fronteras abiertas”. Para sus promotores, sinónimo de “fronteras sin ningún tipo de control”. Pero, ¿por qué es tan difícil lograr con consenso para lograr fronteras seguras? ¿A quienes les sirve la tolerancia con la inmigración ilegal? En esta video columna te lo cuento.