Рет қаралды 19,748
Ofrecimiento de la Mañana
EL ACTO PREVENTIVO
Jesús le dice a Luisa que cada mañana nuestra oración debe ser en la Voluntad de Dios.
Jesús la instruye y a cada uno de nosotros cómo recitar esta oración.
El 27 de mayo de 1922 en el volumen 14 Jesús le revela a Luisa el Acto Preventivo o el Ofrecimiento de la Mañana en la Divina Voluntad, el que se realiza cuando el alma, desde el primer surgir del día, fija su voluntad a la Voluntad de Dios.
Aquí el alma decide y confirma que quiere vivir y actuar sólo en la Voluntad de Dios.
El alma anticipa todos sus actos del día en este ofrecimiento de la mañana consagrándolos a la Divina Voluntad.
En este momento, los actos del alma empiezan a fluir en el acto único y eterno de Dios que no tiene principio ni fin, eleva sus actos para abarcar todos los actos de las vidas pasadas, presentes y futuras.
Sin embargo, la autoestima, la negligencia y las otras cosas que sucedan en el transcurso del día pueden disminuir la eficacia del acto preventivo, como nubes delante del sol, por lo tanto, es necesario renovar este acto durante todo el día.
La oración es la siguiente:
EL ACTO PREVENTIVO
Ofrecimiento de la Mañana
Inmaculado Corazón de María, Madre y Reina de la Divina Voluntad, te ruego, por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús, y por la gracia que Dios te ha concedido desde tu Inmaculada Concepción, la gracia de vivir en la Divina Voluntad.
Sacratísimo Corazón de Jesús, soy un pobre e indigno pecador, te suplico me concedas la gracia de permitirle a nuestra Madre y a Luisa que formen en mi, los actos divinos que tú procuraste para mí y para todos.
Estos actos son los más preciados de todos, pues poseen el Poder Eterno de Tu Fiat y esperan mi “Si, hágase Tu Voluntad” (Fiat Voluntas Tua).
Jesús, María y Luisa les imploro me acompañen en mi oración:
Yo soy nada y Dios es todo, ven Divina Voluntad.
Ven Padre Celestial a palpitar en mi corazón y a moverte en mi Voluntad; Ven Amado Hijo a circular en mi sangre y a pensar en mi mente; Ven Espíritu Santo a respirar en mis pulmones y a recordar en mi memoria.
Me fundo en la Divina Voluntad y pongo mi “Te Amo”, “Te Adoro” y “Te Bendigo” Dios Padre Celestial en el Fiat de la Creación.
Con mi “Te Amo”, mi alma se biloca en la creación del cielo y de la tierra: “Te Amo” en el cielo, en el sol, la luna y las estrellas; “Te Amo” en la tierra, en las aguas y en todas las criaturas vivientes creadas por nuestro Padre Celestial por amor a mí, para así devolverle amor por amor.
Ahora entro en la Sacratísima Humanidad de Nuestro Señor Jesucristo que abraza todos los actos de todos los tiempos.
Pongo mi “Te Adoro Jesús” en cada uno de tus respiros, en cada latido de tu corazón, en cada pensamiento, palabra y paso.
Te Adoro en los sermones de tu vida pública, en los milagros que hiciste, en los Sacramentos que instituiste y en las más íntimas fibras de tu Corazón.
“Te Bendigo Jesús” en cada una de tus lágrimas, en cada golpe, herida, espina y en cada gota de Sangre que trajo a la luz a cada criatura.
“Te Bendigo Jesús” en todas tus oraciones, reparaciones, ofrendas y en cada uno de tus actos interiores y penas que sufriste hasta tu último respiro en la Cruz.
Encierro tu Vida y todos tus actos, Jesús, con mi “Te Amo”, “Te Adoro” y “Te Bendigo”.
Ahora entro en los actos de mi madre María y los de Luisa.
Pongo mi “Te doy gracias” en cada pensamiento, palabra y obra de María y Luisa.
“Te doy gracias” en las alegrías y tristezas de la Redención de Jesús y de la Santificación del Espíritu Santo.
Fundido en tus actos pongo mi “Gracias y Te Bendigo” en los actos de todas las criaturas para llenarlos de luz y vida: para llenar los actos de Adán y Eva; de los Patriarcas y Profetas; de las almas del pasado, presente y futuro; de las benditas almas del purgatorio; de los ángeles y los santos
Ahora hago míos estos actos y te los ofrezco a ti, mi tierno y amoroso Padre, en nombre de todas las criaturas pasadas, presentes y futuras.
Permite que aumente la gloria de tus hijos, y que te glorifiquen, te den satisfacción y honor en su nombre.
Empecemos nuestro día con Actos Divinos fundidos el uno en el otro.
Te doy gracias Santísima Trinidad por permitirme unirme a Ti por medio de la oración.
Venga a nosotros tu Reino, hágase Tu Voluntad en la tierra como en el Cielo.
¡Fiat, siempre!