El padre de este señor, Tarsicio, me enseñó a mí Suso cuando fuí de excursión con mi colegio de Zaragoza a finales de los años 70. Recuerdo al padre Antonio diciéndonos que aquel señor era famosísimo. Yo me quede encandilado con el pedazo boina que llevaba. Han pasado más de 40 años y lo recuerdo. Que curiosa es la memoria.