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Parece mentira que, después de haber sido lo que fue, el otrora partido político más poderoso de México y Latinoamérica termine reducido al coto particular de un cínico.
Sin embargo, ese parece ser el futuro inmediato del PRI (Partido Revolucionario Institucional).
El ambiente que se percibe al interior de las filas partidistas del tricolor es de mucho encono. El rompimiento parece inevitable.
La desintegración nos deja al menos 3 puntos para reflexionar:
1- Servirá de lección a aquellos quienes se sientan tentados en imitar ese viejo modelo de disciplina a ultranza y nada de autocrítica.
2- Recordar que no sale a cuenta vender la identidad ideológica por unas cuantas migajas. O sea, no es bueno ir dejando pedazos de dignidad por el camino.
3- Bien merecido tienen lo que les está pasando por haberse acostado con el PAN.
Acá lo analizamos.
¿Tú qué piensas?