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En el C.E.I.P. María Zambrano consideramos al ambiente como un agente “activo” y una guía para el desarrollo. El trabajo por ambientes en Educación Infantil es la generación de espacios y lugares que van más allá de lo meramente físico y de lo estándar, son puntos de encuentro donde los alumnos se pueden relacionar y en los que fluye más comunicación de lo que se puede intuir a simple vista.
Este modo de trabajo seduce, provoca, llama la atención e integra a todos y cada uno de los alumnos. Además, les hace aumentar la autoestima sin tener miedo al error o al fracaso. Los ambientes son paisajes pedagógicos relacionales que mantienen activos y creativos a los escolares en un entorno lúdico. El fin es el bienestar afectivo y emocional.
El punto de partida del trabajo por ambientes es que el maestro guía y acompaña al alumno, le deja ser y hacer. Básicamente, está pensado para despertar en los niños la relación de ideas, el interés y la curiosidad bajo la supervisión del docente, que debe documentar las acciones e interactuar con el alumno, pero de forma no intrusiva.
Loris Malaguzzi fue uno de los grandes impulsores del trabajo por ambientes en Educación Infantil. Ideó una escuela para ser vivida en la que el protagonista fundamental es la confianza en la capacidad de los niños. Y todo en un entorno donde los ambientes tienen mucha importancia, ya que se convierten en un instrumento “líquido” que acelera el aprendizaje a base de despertar la curiosidad natural del escolar.
El objetivo es conseguir un entorno inclusivo donde el niño o la niña estén siempre presentes. Estos deben conseguir un equilibrio de bienestar que asegure una plenitud en el aprendizaje. Se requiere, además, la colaboración de las familias, que no solo han de participar esporádicamente, sino que son un eje fundamental y su presencia aporta más poder y seguridad al alumno. Este se convierte en un niño con capacidades y, lo más importante de todo, tendrá el deseo de jugar y descubrir.