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En la Última Cena, desde el principio Jesús sabía quiénes eran los que no creían y quién era el que iba a traicionarlo. Judas representa a la Humanidad que desprecia a Dios aun estando con Él y que acaba vendiéndole por unas monedas. Sólo Jesús estaba viviendo el tormento de la convivir con el corazón cerrado de aquel apóstol. "Qué dolor el del Señor y qué tremendo que sea justo en el momento en que Él ha hablado de la Eucaristía, del Pan de la Vida que nos va a regalar y al que Jesús no está dispuesto a renunciar, aunque le abandonen todos, incluso sus mismos Apóstoles". Frente a la traición de Judas (se ha venido replicando a lo largo de la Historia), la actitud de Juan, alma amiga reparadora, que se recuesta en el pecho del Señor: "Inclinado hacia el pecho del Señor, entiende el misterio de su Corazón. El no interviene, el sólo escucha los latidos del Señor, calla y ofrece". Meditemos sobre esa noche eucarística, "noche de traición y de fidelidad; noche del mayor amor y del mayor desamor".
"...considera si el Señor te puede decir:
Sé corazón Eucarístico. Así es como deseo que estés en esta tierra, en un continuo acto amoroso de abandono en la voluntad de Mi Padre y sólo desde el regalo de la Eucaristía puedes ser reflejo de este Corazón. Ardo en deseo de que aquellos que Yo mismo he elegido con predilección, vivan cada Eucaristía como la última, con gran admiración y devoción pues Yo desciendo entre sus pobres manos para ser el alimento de muchos. ¡Qué grande es Mi dolor cuando debo descender y el pecado mancha estas manos! Como verdaderos ladrones de almas para el cielo, pecadores tibios sin sentimientos que no les importa coronarme allí mismo en el altar, mientras están pidiendo al Espíritu Santo que descienda. Tenía sed y me dieron vinagre así es, pero en medio de esta desolación, pido misericordia para ellos y si tú por mi gracia has sido liberado, apiádate de tu hermano y como el buen pastor ve a buscar a la oveja perdida.
Y respóndele:
Señor, no permitas que yo te traicione con mi pecado, con mi indiferencia o desprecio. Concédeme que mis comuniones sean siempre reparadoras, que pueda yo descansar en tu Corazón como San Juan y que puedas tú también descansar en el mío. Concédeme estar dispuesto a dar mi vida por Tu presencia Eucarística".
*Texto del libro ‘Nuevo Pentecostés Sacerdotal. Cincuenta días para renovar nuestro sacerdocio’, de Santiago Arellano Librada. Se puede adquirir en la web de la editorial Cor Iesu: www.edicionescoriesu.es/produ... o en librerías y plataformas comerciales.
**No te pierdas ningún vídeo de este itinerario. Puedes seguir la serie completa en cualquier momento, a través de nuestro canal de KZbin buscando la lista Nuevo Pentecostés Sacerdotal.
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