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Apóstol German Ponce │ Herramientas del Altar │ martes 18 diciembre 2018
Hemos venido estudiando el Altar de Bronce en el atrio del tabernáculo de Moisés, y hoy nos enfocaremos en Éxodo 27:3-5 donde se menciona las cinco herramientas o equipo sacerdotal para reducir a la mínima expresión la ofrenda puesta en el altar.
Extraeremos las bendiciones del sacrificio de Cristo, la aplicación espiritual de los cinco ministerios y nuestra labor sacerdotal para la vida devocional:
1. CENICERO/Ministerio Pastoral.
Es un recipiente para colocar las cenizas que es grasa incinerada, Dashem en hebreo, que significa entre otras cosas prosperidad.
Cristo como ofrenda quemada nos trae prosperidad.
Subámonos voluntariamente al altar para que se quemen nuestras grosuras y carnalidades.
2. PALAS/Ministerio Magistral.
Servia para colocar las cosas en orden; El orden atrae la bendición.
El sacrificio de Cristo nos trae bendición.
De lo que recibimos damos a otros.
3. TAZONES/Ministerio Evangelista.
Al Cordero le sacaban la sangre, una parte era derramada y otra se colocaba en los tazones porque era utilizada para ser rociada.
Aquí nos muestran los beneficios de la sangre de Cristo: perdona y borra nuestros pecados, confianza para ir al Padre, nos da paz y nos hace aptos entre otras multitud de beneficios.
No mires tu condición sino tu posición en Cristo Jesús.
4. GARFIOS/Ministerio Profético.
Era utilizado para manejar o golpear la carne y también para ordenar el fuego.
En el altar es donde se reduce la carne a su mínima expresión, porque tenemos una lucha permanente entre los deseos de la carne y el espíritu, pero lograremos vencer a la carne y sus deseos cuando la sometemos al Espíritu: Dependerá de a quien alimentes mas.
Debemos ministrar en el altar todas nuestras áreas para que se quemen .
5. BRASEROS/Ministerio Apostólico.
Era usada para guardar las brazas seguramente recogidas con la pala, esas brazas tienen una aplicación espiritual pues era fuego que venia de la presencia de Dios para quemar la ofrenda y era el fuego que llevaban al interior del tabernáculo (Levítico 9:24). Ahora nosotros somos templo de Dios y debemos guardar celosamente el fuego de Dios dentro de nosotros.
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