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Uno de los mayores aportes del paradigma de la neurodiversidad ha sido el enfatizar que el autismo no es una enfermedad, no es un trastorno, es una condición de vida asociada a un neurodesarrollo atípico (neurotipo). No existe un tipo de cerebro "normal" al cual deba aspirarse, los cerebros que divergen de lo típico no son versiones dañadas o defectuosas.
Sin negar la discapacidad, el paradigma de la neurodiversidad tampoco niega la existencia de enfermedades o condiciones médicas que coocurren con el autismo y que deben ser tratadas. El tratarlas mejora la calidad de vida de la persona, evidentemente, no el autismo. El autismo no se "cura", al no ser una enfermedad. Nuestra aspiración es a la mayor cantidad de ajustes razonables y acomodaciones daciones que reviertan en un bienestar integral de la persona autista.
Cualquiera que le ofrezca "curar" o "recuperar" a su hijo del autismo no sólo le miente sino que probablemente lo estafe.
Su hijo es valioso por el sólo hecho de existir. Busquemos la expresión de su ser en este mundo y no centrándonos en el "hacer".
El autismo no se cura, exijamos respeto.