Aventurín el Ratoncito Valiente

Cuento Infantil con moraleja y consejos que ensalza la amistad, los padres y el buen hacer.
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Una tarde la madre de Mateo y Sofía que estaba malita en la cama con fiebre, les pidio a sus hijos que fueran a la granja de las afueras del pueblo a buscar leche y estos partieron prestos a por ella,
su madre debía tomar mucha leche con miel para acabar con el resfriado y la fuerte fiebre que la hacia sentirse mal.
Al llegar a la granja la sra María les regalo un pastel de manzana que acababa de hacer y les dio la leche para su madre.
Durante el camino de vuelta , en el camino de dirijia hacia ellos a trote un carro con un sr, era un vendedor ambulante, los niños se pararon a hablar con el que les preguntó que a donde se dirijian.
Al saber que su madre estaba enferma este, les ofrecio un remedio milagroso.
Insistía que era una poción majica y que su madre podia tomarla sin perjuicio alguno, aliviandole todo el mal.
Era tanta la charlataneria de este hombre que insistio en que los niños la probaran, que estaba hecha de hierbas y frutos del bosque, decia que no tenia peligro alguno.
Los niños lo probaron saborendo el brebaje que realmente estaba bueno. De repente empezaron a sentirse mal a lo que el hombre los cargo en el carro y se los llevó lejos de allí.
A la mañana siguiente Aventurín se dirigio como de costumbre a ver a sus amigos, pero al llegar encontró a su madre y padre llorando en la puerta, habian estado buscandolos toda la noche, la pobre madre enferma no paraba de culparse de la desaparicion de sus hijos. Aventurín decidio a ir en su busca.
Aventurín, el ratoncito mágico, se encontraba desconcertado al ver a los padres de Mateo y Sofía llorando desconsoladamente frente a su madriguera. Sabía que algo grave había sucedido, y su corazón se llenó de determinación para ayudar a sus amigos.
- ¿Qué ha ocurrido? -preguntó Aventurín, acercándose con cuidado a los afligidos padres.
- ¡Oh, Aventurín! -exclamó la madre de Mateo y Sofía entre sollozos-. Nuestros hijos han desaparecido. Salieron ayer por la tarde a buscar leche para ayudarme con mi fiebre, pero nunca regresaron.
El padre, con los ojos rojos por el llanto, agregó: -Creemos que un vendedor ambulante los engañó y se los llevó lejos de aquí. Hemos buscado por todas partes, pero no los encontramos.
Aventurín asintió con seriedad. Conocía la peligrosidad de los desconocidos y estaba decidido a encontrar a Mateo y Sofía. Sin perder un segundo, se preparó para partir en busca de sus amigos.
-No se preocupen -dijo con determinación-. Traeré de vuelta a Mateo y Sofía sano y salvos. Confíen en mí.
Sin más dilación, Aventurín se puso en marcha, siguiendo las pistas que sus agudos sentidos le indicaban. Recorrió campos, bosques y senderos, preguntando a cada criatura que encontraba si habían visto a los niños o al misterioso vendedor ambulante.
Después de un arduo viaje, Aventurín llegó a un claro del bosque donde encontró el carro abandonado del vendedor ambulante. Cerca de allí, oyó risas infantiles. Siguiendo el sonido, descubrió a Mateo y Sofía jugando con unas ardillas.
-¡Aventurín! -exclamaron los niños emocionados al ver a su amigo-. ¡Nos has encontrado!
Aventurín los abrazó con alivio, pero su alegría se vio interrumpida por un ruido proveniente de un arbusto cercano. Con cautela, se acercaron y descubrieron al vendedor ambulante, quien intentaba huir.
Con astucia y rapidez, Aventurín logró atraparlo y descubrió que en realidad era un ladrón que pretendía llevarse a los niños lejos de sus familias. Con la ayuda de Mateo y Sofía, lo entregaron a las autoridades y regresaron a salvo a sus hogares.
Los padres, al ver de nuevo a sus hijos, los abrazaron con lágrimas de alegría y gratitud. Aventurín, el valiente ratoncito, se convirtió en el héroe de la historia, recordando una vez más que la verdadera amistad y el coraje pueden superar cualquier desafío.