Sé que llegará el día en que deje de quererte. Todo será tan rápido: primero pensaré que la vida se acaba, que nunca fuí más lejos que al dejarte marchar; después, vendrá el olvido. Estos poemas hablarán todavía de nosotros pero de tí y de mí, ya no, ya nunca más. Cuando África amanezca cubierta por la nieve y en los cuadros de Goya luzca el sol. El día en que las águilas se vuelen de los dólares, y Pompeya despierte de su sueño a la sombra del volcán, entonces, sólo entonces dejaré de quererte. El día que no acabe a las doce de la noche. El día que el ejército de Marte cubra el cielo o Raskolnikov salga de Crimen y castigo a poner unas rosas en la tumba de Dostoievsky, entonces, todo habrá terminado, no te voy a querer. Pero hasta que eso ocurra, sólo tu y yo podríamos separarme de ti.