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Lee en Patriarcas y profetas, de Elena de White, el capítulo “La prueba de la fe” (pp. 125-134); y en El Deseado de todas las gentes, de la misma autora, el capítulo “En el tribunal de Pilato” (pp. 685-702).
“Entonces Tomás exclamó: ‘¡Señor mío y Dios mío!’ ” (Juan 20:28).
“Jesús aceptó este reconocimiento, pero reprendió suavemente su incredulidad: ‘Porque me has visto, Tomás, creíste. Bienaventurados los que no vieron y creyeron’. La fe de Tomás habría sido más grata a Cristo si hubiese estado dispuesto a creer por el testimonio de sus hermanos. Si el mundo siguiese ahora el ejemplo de Tomás, nadie creería en la salvación; porque todos los que reciben a Cristo deben hacerlo por el testimonio de otros.
“Muchos aficionados a la duda se disculpan diciendo que si tuviesen las pruebas que Tomás recibió de sus compañeros, creerían. No comprenden que no solamente tienen esa prueba, sino mucho más. Muchos que, como Tomás, esperan que sea suprimida toda causa de duda, no realizarán nunca su deseo. Quedan gradualmente confirmados en la incredulidad. Los que se acostumbran a mirar el lado sombrío, a murmurar y quejarse, no saben lo que hacen. Están sembrando las semillas de la duda, y segarán una cosecha de duda. En un tiempo en que la fe y la confianza son muy esenciales, muchos se hallarán así incapaces de esperar y creer” (Elena de White, El Deseado de todas las gentes, p. 764).
Preguntas para dialogar:
¿Cuál fue la diferencia esencial entre las expresiones de fe de Abraham y Tomás? ¿Qué podemos aprender de sus historias?
Demos voluntariamente testimonio acerca de Jesús en la clase siguiendo el ejemplo de los testigos presentados en el Evangelio de Juan. Aunque esos relatos difieren, ¿qué dice allí la gente y cómo testifican todos acerca del mismo Señor?
Pilato hizo una pregunta muy filosófica: “¿Qué es la verdad?” Da tu respuesta a esa pregunta a la luz de todo lo que hemos estudiado en el Evangelio de Juan.
Observa las profecías de Daniel 2 y 7. Aunque quienes vivían en la época de Jesús disponían de esos dos capítulos, ¿qué gran ventaja tenemos hoy, a diferencia de ellos, gracias al cumplimiento de esas profecías y en cuanto a nuestras razones para creer?