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Querida Yayi,
Sé que últimamente te gusta poner videos en KZbin para dormir acompañada de música relajante. Cuando estuve contigo este verano vi muchos de estos videos reposando a tu lado, y ahora que estoy lejos me dieron ganas de hacerte uno como quien envía una postal por correo con la única intención de hacerle cariño a alguien desde la distancia. Espero que cuando lo pongas no solo te sientas acompañada por la música relajante que he intentado componer y tocar para ti, sino que también acompañada de alguna forma por tu nieto que te quiere mucho y que, al igual que toda tu familia, desea hacerte feliz.
Este video lo hice gracias a la ayuda de Claudius, un muy buen amigo que tengo a este lado del mundo y a quién le he hablado mucho de ti. Él es un músico increíble y tiene formación clásica de piano, pero conmovido por mi cometido de hacerte este video en KZbin, accedió a prestarme las teclas de su instrumento a sabiendas de que, a diferencia de él, yo no toco nada de piano (o casi nada, ya que esto es algo), pero entendiendo la importancia de que fuera yo quien te rumiara estas melodías simples, no sin un importante dejo de torpeza, para acompañarte personalmente en, como dice Jorge Gonzalez, tus fiestas del soñar.
Y en cierta medida, es verdad que esa torpeza es la que más me interesaba capturar para ti, ya que con tanta tecnología al servicio de corregir y embellecer superficialmente el mundo, a veces las cosas más perfectas y relajantes se vuelven demasiado impersonales y cuesta sentir que hay alguien del otro lado del parlante pensando en ti. Reconozco que luego también grabé unos sintetizadores con lo cuales imité el sonido del mar con ruido blanco para suavizar y contextualizar armónicamente lo que te toqué (lo cual no es otra cosa que embellecer lo que hice con tecnología), pero creo que se entiende que todos los tropiezos de esta media hora de piano tienen su encanto precisamente porque representan de manera personal esas dos horas en las que estuve improvisando y pensando en ti en la casa de un gran amigo, y de las que pude sacar en limpio este pedacito que, en el peor de los casos, al menos alcanzará para acompañarte en una buena siesta.
Claudius vive en un pueblo cerca de la playa, un lugar que creo te encantaría, por lo que en ese mismo viaje a tocar su piano fui personalmente a filmar el mar mediterráneo que justo ese día nublado lucía más pacífico que nunca. En un inicio había pensado en hacerte un animación del mar, pero cuando terminé de dibujarla y animarla, vi que me había quedado un poco dramática y quizás no era buena idea que te encontraras con una imagen así de rara en medio de la noche. Es verdad que quiero que este video se sienta personal, pero al igual en que de las dos horas tocando solo dejé media porque tampoco quiero torturarte con mis errores más estridentes, soy consiente de que existe una razón muy poderosa por la cual todos los videos que vi a tu lado tienen imágenes sencillas y bellas de picaflores polinizando, campos de arroz, o pueblos hermosos en medio de los alpes, ya que cuando uno está medio dormido prefiere rodearse de sonidos e imágenes que sean fáciles de seguir, pero que tampoco llamen particularmente la atención. Ya usaré la animación para otra cosa. De todos modos, no pude evitar cometer el capricho de agregarle a esta filmación del mar un pequeño borrón y un texto con tu tipografía sacados del cartel con el que me esperaste en la puerta cuando fui a quedarme contigo este verano. Ese cartel ahora lo tengo pegado aquí en mi pieza y leo todos los días lo que escribiste: Bienvenido Diego, aquí tendrás siempre tu casa.
Lo mismo digo, espero este video sea igual que mi corazón: un lugar en donde tendrás siempre tu casa. Con borrones, torpezas, amistad y admiración.
Buenas noches Yayi, te quiero mucho.