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Después de lo que ocurrió en Venezuela estos días, dudé mucho de si publicar este video. La rabia, la impotencia, el sufrimiento de mi familia y amigos me hacen tan difícil reaccionar como Dios quiere que yo reaccione.
Pero, ¿soy realmente cristiana si solo predico una cosa, pero no la hago? ¿Aún en la peor de las situaciones, que para mí es esta?
Orar por Venezuela hoy en día es un reto y es un deber. No concentrarme en lo que quiero que le pase a los malvados, sino en lo que quiero que pase a la gente, que puedan estar bien, a salvo, con comida y servicios, pero por sobre todo, con paz y con Dios en el corazón, ese debe ser mi norte.
Bendecir y no maldecir. Amar al enemigo. Parece de tontos, ¿verdad?
¿A quién en su sano juicio le provoca no destruir con la lengua al gobierno venezolano? Pero Jesús nos llamó a ser y vivir diferentes. Ser luz pasa por amar, por enseñar, por hablar verdad y no contribuir al caos espiritual que ya rodea a Venezuela.
Me cuesta, me cuesta tanto. Pero quiero seguir a mi Rey y ser más como Él. Así que trato de enfocar mis fuerzas en orar por las almas, por el inocente, por el débil, por interceder para bien, por milagros sobrenaturales en mi país.
Los malvados tendrán su merecido, Dios hará Justicia. Pero no es ni mi papel ni mi llamado entrar en el juego de maldecir y odiar. Quiero contribuir a que el ambiente espiritual se restaure.
Gracias por entender.
Calendario de 21 Días de Clamor por Venezuela: mujertransform...
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