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Vídeo:
CÍRCULO DE UR
Un rito de Josep Carles Laínez
Con:
Neus Miquel
Avencio Delgado
Josep Carles Laínez
Albae Mostazowska
Antonio Ruiz Vega
Producido por
GH Records
Gudua Deisdea
Director de producción
Avencio Delgado
Música:
The Wyrm
Diseño de vestuario:
Marisa Calleja
Cámara e iluminación:
José Luis Martínez (Vórtice Media)
Montaje:
José Bravo (Vórtice Media)
Filmado en los estudios de
Vórtice Media
Valencia, España, Europa
MMXVII
El vídeo Círculo de Ur es un fragmento de una ceremonia de consagración que realizamos en nuestro grupo. Como cualquier otro rito que se retrotrae a alguna de las religiones paganas que se dieron en Europa hasta la imposición del cristianismo, es reconstrucción y, al tiempo, es conciencia de situarnos, hoy, en un tiempo y un lugar determinados. Cualquier rito o ceremonia antigua, ya fuesen helenos, romanos, etruscos, celtas o iberos, ha desaparecido sin dejar rastro. No han pervivido libros, ni textos, ni música, ni indicaciones para llevar a cabo la misma… El vacío se alza ante nosotros.
Sin embargo, los cultos mistéricos se revelan con una continuidad mayor, con una pervivencia de más de dos siglos. De hecho, la misa cristiana -en concreto, la liturgia del aposento alto- tiene su origen en un rito mistérico. Sabido es que la teología de San Pablo tuvo influencia de este tipo de cultos, e incluso algún Padre de la Iglesia llegó a ofrecer teorías delirantes para justificar por qué la misa cristiana era tan semejante a un rito mistérico… De modo paradójico, el cristianismo ha continuado con una práctica que nos pertenecía. Nuestra obligación es arrebatarle su ropaje cristiano para tratar de salvar cuanto de pagano quede en ella.
El Círculo de Ur, por tanto, se inscribe en esta escuela de misterios. Rendimos culto a los dioses que se sacrificaron por nosotros, y anhelamos la llegada de aquel que acabe con el actual sistema que subyuga a los pueblos de Europa. Somos, por ello, conscientes de que nuestros dioses y diosas permanecen en una oscuridad de la que hay que rescatarlos, y de ahí la estética queridamente tenebrosa (pero no “satánica”, pues no somos cristianos como para creer en Satán) con que nos revestimos ritualmente.
¿Qué dios ha de venir? Todos, pero abreviamos su nombre en Legión, porque son muchos: Mitra, Prometeo, Cernunnos, Lucifer…, tomándolo en el sentido en que expresa el mítico escritor y pensador francés Jean-Paul Bourre, “¿quién es Lucifer hoy sino el Verbo que modifica el tiempo humano, la palabra que destruye para reconstruir la belleza revolucionaria que anticipa el retorno de los dioses?”.
Por otro lado, frente a religiones como las tres abrahámicas, que condenaron -y una de ellas condena aún- a la mujer a un grado semejante a la esclavitud, y, en cualquier caso, inferior al del varón, nosotros hemos querido darle la relevancia que le corresponde, como hacedora y dadora de vida. No es un sacerdote masculino cristiano quien convierte el pan y el vino en cuerpo y sangre de Cristo, sino dos oficiantes -un hombre y una mujer- los que dan vida, por contacto con el cuerpo y la sangre reales de ambos, al dios que ha de venir. Antes de tal “sacrificio” se requiere una purificación (a través la asfixia por atragantamiento -el “soplo”), un contacto íntimo (mediante, por ejemplo, un beso deseante, como en el vídeo, o el acto sexual -el “sexo”), y la ingesta del vino consagrado para la ocasión (la “sangre”). Después todos los miembros del Círculo ingieren esa carne cruda que late sobre el vientre de una mujer joven.
En todo caso, nuestro compromiso con el paganismo es parte de nuestra lucha, parte de Europa, parte de la revuelta y el despertar. Un arma más, pero no la única.