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Un joven decidió dejar atrás su antigua vida, la consideraba mediocre, gris y lenta, quería encontrar otra vida, llena de felicidad y vivirla intensamente, con paz mental y la conciencia tranquila.
Así que, en la búsqueda de esta nueva vida, llegó hasta un maestro, deseando que él pudiera ayudarlo con sus consejos a alcanzar la felicidad, le explicó al maestro que necesitaba de su ayuda y este le respondió:
Con mucho gustó te ayudaré, te daré todas las lecciones que te ayudarán a encontrar la felicidad.
El joven, agradecido, le dijo:
Gracias ¿Cuánto me constará que usted me conduzca por el camino de la sabiduría?
El sabio respondió con una sonrisa:
Los consejos que te daré no tienen precio, así que no te puedo pedir nada a cambio, sin embargo, te agradecería mucho si puedes conseguirme unas zapatillas.
El muchacho no podía creer en su suerte, fue corriendo hasta el zapatero del pueblo para que le ayudara con esa tarea tan sencilla, el zapatero escuchó atentamente y luego dijo:
Yo puedo ayudarte, pero primero necesito que consigas cuero para poder realizarlas, se me acabó el material.
Así que el joven de inmediato se dirigió hasta un pastor de cabras para conseguir el cuero y el pastor le dijo:
Claro, puedo darte el cuero para que el zapatero elabore las zapatillas que necesita tu maestro y así puedas alcanzar la felicidad, pero primero necesito un redil para poder encerrar a la cabra.
El joven fue hasta el carpintero y este muy servicial dijo:
Por supuesto, yo haré el redil para guardar la cabra, para poder obtener el cuero, y así el zapatero pueda confeccionar las zapatillas para el maestro y tu encuentres la felicidad, solo necesito madera.
El joven fue en busca del leñador mientras reflexionaba en lo complicadas que se hacían las cosas sencillas. Cuando llegó, el leñador dijo:
Con gusto cortaré algo de leña para ti, para que el carpintero pueda hacer el redil, el pastor encierre a la cabra y te de su cuero para que el zapatero haga las zapatillas del maestro y tu encuentres la felicidad. Pero necesito que comprendas que el bosque está repleto de espinas en el suelo y necesito unas zapatillas, pues las que tenía se rompieron y ahora debo andar descalzo.
El muchacho fue al pueblo para encontrar este ultimo requisito y se dio cuenta de que las zapatillas, que son el problema para hallar la felicidad, también es parte de la solución para encontrarla y así el primer brote de felicidad llegó a él al pensar en que así es la vida, algunas personas la ven como un problema, pero es un camino de soluciones.
Narración: Liliana Gonzalez
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Música:
Kevin MacLeod (incompetech.com)
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