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Desde el Embarcadero del Centro de Turísmo Rural «Carrecalzada» recorreremos el cauce del canal de Castilla en el San Carlos de Abánades, una embarcación eléctrica dedicada a esta actividad turística y acorde con la naturaleza, perfectamente acondicionada para el verano y el invierno. Jesús Santamaría es el patrón del barco y su hijo Jorge el marinero.
En los siglos XVIII y XIX, el Canal de Castilla fue una gran construcción de ingeniería con una red de canales que unían desde Alar del Rey, en Palencia, hasta Medina de Rioseco y Valladolid, para transportar el excedente de grano. Comenzó a construirse en 1753, concluyéndose en 1849. Pero quince años más tarde ya existía la línea férrea Santander - meseta, decayendo el negocio del arrastre de barcazas, hasta la prohibición del tráfico en 1959. Ahora su función principal es el regadío, además de una de las rutas de mayor atractivo turístico de Castilla y León, por el paisaje natural y su valor histórico artístico, siendo declarado Bien de Interés Cultural en 1991.
El canal transcurre por 205 kilómetros de las provincias de Palencia, Burgos y Valladolid, con tres ramales: Norte, Sur y Campos. Para salvar los desniveles del terreno se construyeron 49 esclusas, que en ocasiones salvan un desnivel de 87 metros, con varias esclusas unidas. El desnivel total de todo el recorrido es de 150 metros.
A lo largo de 10 kilómetros, el tramo del Ramal Norte atraviesa la Provincia de Burgos, cerca de Melgar de Fernamental, con esclusas, presas, acequias, fábricas, mojones, dársenas, edificaciones, puentes y acueductos como el de Abánades, una espectacular construcción de cinco arcadas, en el tramo entre Herrera de Pisuerga y Osorno que permite al canal salvar las aguas del rio Valdavia. Su construcción duró cinco años, de 1775 a 1780. Los sillares de piedra, labrados a mano, se colocaron con poleas de madera según proyecto de Fernando de Ulloa.
En los museos del recorrido del Canal, se muestra el trasiego de embarcaciones de las harineras y el transito por los caminos de sirga, de personas y animales de tiro de aquellos tiempos.
Los caminos de sirga, hoy son usados por ciclistas y senderistas, y el canal lo surcan barcas turísticas, en algunos tramos, practicándose también piragüismo. Además se alquilan hidropedales y embarcaciones a remos de cuatro pasajeros.
Las tierras de labranza cambian de color con cada estación y existe una variada fauna en la zona.
La esclusa número 14, en San Llorente de la Vega, construida hacia 1770 es una de las mejor conservadas, aunque ahora permanece cerrada para alimentar el canal de riego aledaño. Un bonito puente de sillería acompaña a la esclusa.
Al lado de la casa del esclusero hay un edificio que funcionó como molino maquilero y más tarde como pequeña central hidroeléctrica.
Esta fue la historia del sueño de unos locos pensadores ilustrados para sacar a Castilla de su aislamiento, abriendo una brecha en la tierra y desviando el agua de los ríos para crear un canal navegable que llegara al mar. La pronta aparición del ferrocarril, un medio de transporte más rápido y económico, trunco esta impresionante obra de ingeniería hidráulica.
Desde su cierre la Confederación Hidrográfica del Duero lo transformó, quitando las compuertas de las esclusas para convertirlo en un canal de regadío, que además sigue abasteciendo agua a casi 400.000 habitantes de Palencia, Valladolid o Medina de Rioseco, siendo el único canal navegable de toda España.