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En un paraje boscoso sobresale en medio del valle el castillo de Requesens. El valle y montaña que ha dado nombre al castillo ha sido frontera y lugar de paso desde la época romana. Por la cresta de la Albera ya transcurría el límite entre las provincias romanas de la Galia e Hispania. Durante la época visigótica la zona quedó olvidada, pero retoma importancia con los condados de Ampurias y Rosellón en el siglo XII.
Estas circunstancias explican la presencia, ya desde antiguo, de una fortificación que aparece documentada en 1050. En el interior del castillo encontramos la capilla de inspiración románica, dedicada a San Román. La portada pertenece a la iglesia vieja de Santa María de Requesens.
En medio de un escenario natural de gran belleza, la fortaleza reconstruida tiene un aspecto impactante. El edificio actual tiene tres
recintos fortificados, con torres redondas y cuadradas, portales, almenas ... En el recinto inferior destaca la amplia capilla, dedicada a la M. de D. de la Providencia en la que se reaprovecharon elementos románicos de otros edificios de la zona (-los arcos de la portada de Santa María de Requesens y de procedencia francesa (el tímpano y los relieves de sobre la puerta-), las caballerizas y diferentes rejas de forja que imitan motivos de rejas medievales de la catedral de Barcelona.
También hay algunos edificios de servicio, tales como unas cocinas y lo que durante la última posguerra sirvió de hospital militar. El segundo recinto, más limitado, tiene puerta fortificada. El recinto noble o superior incluye diferentes estancias, la gran sala con chimenea de piedra, unos ventanales con unos postigos y una torre atalaya redonda que es el punto más elevado del monumento. Antes de comprar el castillo de Púbol, Salvador Dalí intentó infructuosamente de adquirirlo. El castillo no ha vuelto a estar habitado y ha sufrido todo tipo de gamberradas.