No es que la luna lunera, no es que tenga luz de plata es que mi faro y tu luna se regalan una vieja serenata. Y en mi serenata suena y esta música que es gloria y que viene de lo hondo de la historia, de la historia. Suena a las olas que viene y van como el mecido de una bajamar. Suena a poniente y a yodo y a sal, suena pa tu paladar. Música clara, música oscura, música pura de las mareas y, sin embargo, tiene un latido recién nacido en las azoteas. Suena a pasado, suena a presente, suena a la gente que ya no está. Óyela… que se calle aquí el poeta, que su voz se quede quieta sin palabras y sin aliento. Óyela que esto es música sagrada y hasta sobran las palabras pa el compás más verdadero. Óyela… que retumbe el tres por cuatro y reviente este teatro con la música del cielo, con la música del cielo pa que brillen los luceros, pa que brillen los luceros.