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Mientras, Mónica abandona el convento y se reúne con su familia en dicha hacienda de los Alcázar y Valle. Preocupada por la vida miserable de los trabajadores y sus familias, defendiendo a Andrés a capa y espada pese a haber roto su compromiso, empieza a ser llamada Santa Mónica por Juan, mientras que ella y su madre descubren el romance que este vivió con Aimeé. Como Mónica ya no va a ser monja, Andrés quiere reparar su ofensa casándola con su amigo Alberto de la Serna, al tiempo que se entera de que Juan en realidad es su hermano y de que tuvo un indecente romance con una señorita que está en la casa. Naturalmente, Andrés piensa inmediatamente que se trata de Mónica, ya que es incapaz de imaginarse la verdad: que la mujer de la que hablaban Juan y su criada Azucena era en realidad su esposa, Aimeé. A causa de este malentendido, Mónica es empujada a casarse inmediatamente. Ella acepta para proteger a Andrés y a su hermana de la vergüenza, el escándalo y sus consecuencias, pero rehúsa a casarse con Alberto. El licenciado don Noel Mancera le ha hablado de la nobleza y la generosidad de Juan, cosa que ha llegado a vislumbrar por sí misma por su comportamiento tanto con ella misma como con los campesinos, así que le propone a su madre casarse con Juan en vez de con Alberto. Después de todo, también es un Alcázar y Valle y así logrará separarle de Aimeé para siempre. Ante la sorpresa de Andrés, el estupor y la firme oposición de Aimeé y contra todo pronóstico, Juan acepta casarse con Mónica. Siendo ya Juan un Alcazar y Valle contrae matrimonio con la condesa Monica de Altamira. Ahí comienza realmente la historia de uno de los romances más apasionados. Juan y Mónica, a pesar de haberse casado por otros intereses, se enamoran, pero el camino no se les hará fácil hasta llegar al "y vivieron felices por siempre".Al principio de estar casados, no se conocen, no saben hasta dónde se quieren o si sólo se respetan, por lo que Juan, inseguro del amor de Mónica, trata de averiguar qué siente ella por él, pues no sabe si ella todavía ama a Andrés, dejando entrever que poco a poco, como ella, se va enamorando sin remedio. Ella siempre le niega seguir queriendo a Andrés, y en una charla en la que ambos se confiesan sus vidas y anhelos, Mónica declara su amor a Juan, que quiere creerla porque ya la quiere tanto como ella a él y demuestra ya no estar interesado en Aimée.