Cuando vio la foto de su esposo, se sorprendió. Y entonces ella escuchó...

Esta mañana Cándida había estado inquieta, siempre había intuido cuando algo estaba a punto de suceder. Y hoy ha tenido exactamente ese "mal" presentimiento, y su marido no ha contestado al teléfono. Cándida se dirigía a la puerta cuando, de repente, oyó algo detrás de ella:
- ¡Cándida!
Cándida se dio la vuelta y vio a dos hombres, claramente con antecedentes penales. Se detuvo y los miró. "Bueno, a plena luz del día, es poco probable que me arrastren a algún sitio o me den una paliza, sólo son las seis de la noche. El patio está lleno de mujeres con niños", razonó Cándida, pero la emoción iba en aumento. Los hombres se acercaron casi hasta ella:
- ¿Es usted Cándida Alcalde? - preguntó uno de ellos con voz áspera.
- Sí, ¿qué quieres?
- Escúchame, fueron directos al grano. - Le dices a tu marido que acepte lo que se le ofrezca amistosamente si no quiere que sea amistosamente. O te estará buscando durante mucho tiempo.