Yo escuché esta canción cuando cuerdas y madera presentó este disco en el Teatro Juárez de la Ciudad de Querétaro a finales de los años 90s. Cuando escuché a Miguel Inzunza con su guitarra y a un señor que lo acompañaba en el violín, me impresionó el grado de intimidad que generó eso, además de la letra sobre la muerte enamorada de un humano.