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En los finales de los 2000s, Beckham estaba a punto de culminar su legendaria carrera, desde sus inicios en Manchester hasta su etapa en los Galácticos de Madrid. Pero su plan para después del fútbol no era convencional: no quería ser entrenador ni comentarista, ¡quería ser dueño de su propio equipo profesional!
Enfrentando críticas y desafíos, Beckham demostró ser inquebrantable. De modelo de ropa interior a estrella en la Major League Soccer (MLS) de EE. UU., sabía que su potencial radicaba en más que solo jugar. Su visión se cristalizó cuando, junto a la MLS, creó un equipo desde cero, el Inter Miami.
Sin embargo, la travesía no fue sencilla. Pasó por altibajos en su nueva aventura empresarial. Lidiar con los desafíos de la MLS y construir un equipo competitivo no fue fácil. Pero Beckham no se rindió y logró materializar su sueño.
El debut del Inter Miami fue emocionante, aunque lleno de desafíos. La búsqueda de una sede y la lucha por la construcción del estadio tuvieron giros inesperados. A pesar de contratiempos, el Inter salió a la cancha con Beckham al timón, y aunque los inicios fueron difíciles, su determinación nunca flaqueó.
Beckham también trajo una carta bajo la manga: un acuerdo con Lionel Messi para que se uniera al equipo en el futuro. A pesar de obstáculos y decepciones, Beckham siguió adelante y cumplió su palabra al traer a Messi al Inter Miami.
Hoy, el Inter Miami sigue en ascenso, con Messi liderando la carga y el equipo compitiendo en la Leagues Cup. Beckham demostró que ser dueño es un camino desafiante, pero con visión, sacrificio y trabajo duro, ha llevado su amor por el fútbol a un nivel completamente nuevo.