"¡Qué espectáculo tan ilustrativo el de nuestros parlamentarios! Es reconfortante ver cómo los representantes del pueblo manejan los asuntos de la nación con tanta madurez y sutileza. Al parecer, la diplomacia y el respeto ahora se resuelven a gritos y groserías, todo un modelo a seguir. Quizá en la próxima sesión hasta podamos aprender nuevas palabras... o por fin recordarles que están allí para resolver problemas, no para protagonizar un reality show de baja categoría. ¿Quién sabe? Tal vez el país prospere a punta de insultos."