Para eso pusieron a Iceta de ministro de cultura. Su primera acción fue una dotación millonaria al museo del Prado para "fortalecer el intercambio cultural entre regiones". Es decir, indirectamente meter sus narices en el archivo nacional de Simancas para destruirlo y manipularon a su antojo, como hicieron con el aragonés. Especialmente interesante son los archivos franquistas, cuando Franco se daba auténticos baños de masas en Cataluña.