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18-05-2019
Admirable la fortaleza de este grupo que entre lágrimas sacó fuerzas no sé cómo para despedir a su autor y gran amigo.
Llegado este momento creo que todo el mundo puede imaginarse lo que pasó:
San Pedro estaba pescando, la puerta estaba cerrada... Y ¡Claro! Juan Carlos cayó en Cádiz, así que si de repente en cualquier lugar de Cádiz un peñista abandona su partida de dominó y mosqueao comenta ¿Qué hago yo pensando en el eterno retorno de Nietzsche? ¡Ahí está el tío!
Si un turista abandona el botellón e imbuido por un repentino sentimiento místico se dirige a escuchar agrupaciones en el más respetuoso silencio.
¡Ahí está el tío!
Si paseando por Cádiz te viene un olor desconcertante ¡no! ¡No huele a Chanel! Huele a la palabra con la que nos perfumamos las gaditanas.
Y Cádiz que se despierta quedando más sola que su leyenda , resurgió con la maldad chirigotera de este ángel caído en su paraíso.