Despidiéndose de su suegra, la mujer escuchó accidentalmente la conversación de las vecinas.

Nuria tuvo suerte de tener una suegra así. Su amiga cercana, Irasema, le contó innumerables historias, diciendo que la madre de su esposo le hacía la vida insoportable. Irasema se refería a su suegra como una serpiente. Nuria escuchaba las historias de su amiga, con los ojos bien abiertos y sorprendida, solo capaz de suspirar incrédula.
- ¡Oh, Dios mío! - exclamó Nuria.
- Sí, - relató Irasema, con los ojos muy abiertos de indignación, - empezó a venir sin previo aviso como una sorpresa. En el momento en que cruza el umbral, va directamente a las habitaciones y comprueba si están limpias con una servilleta blanca debajo de la cama. Si hay aunque sea una mota de polvo, corre hacia mí y señala con el dedo bajo mi nariz, gritando, 'Suciedad.' Si encuentra una mota en la alfombra, me la trae como si no hubiera pasado la aspiradora en un año.