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El cobrador vino a cobrar su deuda, pero mi mujer me salvó
En esta divertida historia, Don Lucho está atrapado en un lío monumental. Su esposa, Aurorita, está cansada de que él nunca le compre nada y de que ella sea quien lleva las riendas de la casa, le da un ultimátum: si al día siguiente no tiene dinero para consentirla, se irá a buscar a alguien que sí lo haga. Desesperado, Lucho recurre a un prestamista sin darse cuenta de que está firmando un acuerdo con un interés abusivo del 10%.
A medida que los intereses crecen y Lucho no puede pagar, el prestamista comienza a cobrar llevándose todos los animales de la casa, desde las ovejas hasta las gallinas. Sin embargo, Aurorita no se queda de brazos cruzados y toma justicia por mano propia, dándole su merecido al prestamista. Pero el alivio dura poco: el prestamista suelta la bomba y revela que Lucho también pidió dinero para consentir a sus mozas. Enfurecida, Aurorita no se queda de brazos cruzados y, con su ingenio, hace justicia tanto con Lucho como con el prestamista.
¿Le perdonará las mentiras a Lucho? ¿Será capaz de salvar su matrimonio o será este el último engaño que soportará?