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El dos de Mayo o la carga de los Mamelucos de Goya.
En el Museo del Prado, esta obra nos presenta uno de los episodios, por un lado más trágico y, por otro más heroico de la época del artista. Encuadrado dentro del contexto la invasión francesa y la Guerra de la Independencia, 'La Carga de los Mamelucos' es una pintura que ha recorrido un largo y azaroso camino, desde los talleres de Goya hasta las salas del Prado, donde no siempre tuvo una vida apacible, ya que tuvo que pasar por refugios de guerra y exilios forzados.
Francisco de Goya, testigo de su tiempo, plasmó en sus obras el horror y la violencia de la guerra, especialmente en la serie de los “Desastres de la Guerra”. La invasión napoleónica y la Guerra de la Independencia marcaron profundamente al artista. Tenemos que pensar que Goya tenía ideas Ilustradas y fue Napoleón, un hijo de la Revolución Francesa el que invadió su tierra. Esto le causó una gran conmoción porque el pintor además de ilustrado, era un patriota. Además fue testigo directo de la barbarie de la Guerra que plasmó de manera magistral en su serie grabada, en la que se adelantó a su época.
La Carga de los Mamelucos es una de las obras más representativas de este período, en ella, Goya denuncia la brutalidad de la guerra y la lucha del pueblo madrileño contra el invasor francés. El 2 de mayo de 1808, los madrileños se levantaron contra las tropas francesas. La resistencia fue brutalmente reprimida, y Goya, con su mirada incisiva, inmortalizó estos hechos en una serie de pinturas y grabados. 'La Carga de los Mamelucos' representa uno de los episodios más violentos de esta jornada, en la que los madrileños, con las armas blancas y los objetos incisivos que tenían a mano, se enfrentaron a los mamelucos, una guardia de élite del ejército francés, tal y como nos muestra el pintor maño.
Goya planteó dos temas, a modo de díptico, que se complementan visualmente y tienen un significado conjunto: el violento ataque del pueblo de Madrid a las tropas de Murat en la mañana del 2 de mayo y la consiguiente represalia del ejército francés. Para la representación de los hechos del 2 de mayo, Goya se decantó por el combate callejero contra la caballería francesa y para ello representó principalmente a los Mamelucos de la Guardia Imperial, que eran tropas de élite, aunque figuran también un dragón de la Emperatriz y, entre los muertos, un granadero de la Guardia Imperial o un marinero de línea. Entre los asaltantes españoles, la diversidad de tipos, con atuendos de varias regiones, expresan la variedad del pueblo que se alzó contra los franceses. La Carga de los Mamelucos se caracteriza por la violencia del movimiento y la expresividad de los rostros. Goya crea una atmósfera de caos y desesperación y situa la lucha contra los franceses en un lugar presidido por el Palacio Real como símbolo de la Corona, cuya defensa movió en aquél día a los rebeldes, lo que persistió como un ideal de retorno del rey "Deseado" durante toda la guerra. En la parte superior de la obra podemos distinguir una inscripción en el cielo en la que se lee: “MADRID DOS DE MAYO”.
Tras el fin de la guerra de la Independencia en 1813, Fernando VII, por el Tratado de Valençay, puede regresar a Madrid. A principios de febrero de 1814 la cuestión era inminente, y ya se le habían enviado las condiciones de su vuelta al trono, entre ellas, la jura de la Constitución de 1812. Su llegada a la capital iba a coincidir con la conmemoración del alzamiento del pueblo de Madrid contra los franceses del 2 de mayo de 1808. Entre febrero y marzo de 1814, el Consejo de la Regencia, presidida por el infante don Luís María de Borbón y Vallabriga, las Cortes y el Ayuntamiento de Madrid, comenzaron la preparación de los actos para la entrada del rey. El 2 y el 3 de Mayo de Goya fueron pintados después de mayo de 1814 y financiados por Fernando VII, por lo tanto, el destino de estas obras era las salas de Palacio. La idea de los mismos, sin embargo, se inició por la Regencia en el mes de febrero. El 11 de mayo, dos días antes de su entrada en Madrid, Fernando VII detuvo a los ministros del gobierno de la Regencia, desterró en Toledo al infante y abolió la Constitución.