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Los líderes religiosos judíos afirman con orgullo que siguen la Ley de Moisés. Recordemos que, cuando Jesús le devolvió la vista a un hombre en Jerusalén, los fariseos dijeron orgullosos: “Nosotros somos discípulos de Moisés. Sabemos que Dios le habló a Moisés” (Juan 9:13, 28, 29). Uno de los objetivos de la Ley de Moisés era conducir a las personas humildes hasta el Mesías, es decir, Jesús. Juan el Bautista lo identificó como tal al llamarlo el Cordero de Dios (Juan 1:29-34). Desde que Juan empezó a predicar, los judíos humildes de corazón, especialmente los pobres, han oído hablar del “Reino de Dios”. Así es, hay “buenas noticias” para todos los que quieren que el Reino de Dios los gobierne y disfrutar de las bendiciones que traerá.