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En el extremo noroccidental de la provincia de Huelva, lindando por el norte con municipio de Badajoz y por el oeste con el municipio portugués de Barrancos, en el distrito de Beja (Bajo Alentejo), se encuentra el precioso municipio serrano de Encinasola, y de esta localidad hemos elegido a una de sus ermitas, la de Nuestra Señora de Flores, emblemático lugar para los marochos (gentilicio de los habitantes de Encinasola. Es el nombre con el que los lusos de la zona de frontera bautizaron a los habitantes de esta localidad por considerarlos ladrones y sinvergüenzas, que es significado de la palabra portuguesa maroto o maroito).
Saliendo del núcleo urbano de Encinasola dirección Barrancos (Portugal) nos encontramos un camino de tierra que nos señaliza la dirección de la ermita. Estamos en el Camino de Flores-Camino a Picorroto Alto-Camino de la Sierra, por cierto, se encuentra en buen estado. Transcurridos unos 9 km, junto a la frontera con Portugal, nos encontramos con la imponente y espectacular ermita de la Virgen de Flores, patrona de la localidad.
Este camino fue paso obligado para aquellos arrieros que desde Portugal y de forma clandestina transportaban víveres de primera necesidad en los años de la posguerra civil española. En esta zona nos encontramos un paisaje árido, de escaso arbolado, dominado por la presencia de retama y pastizal, delatando la ascendencia ganadera del lugar.
La ermita de la Virgen de Flores se sitúa junto al barranco Flores y muy cerca del río Múrtigas. Esta ermita, encalada, es de grandes dimensiones, con tres naves abovedadas y cuatro tramos. Fue construida entre 1585 y 1615 y, como puede apreciarse en las imágenes, el mimo en su cuidado es exquisito, gracias a la labor que realiza el ermitaño.
El entorno de la ermita es un lugar acondicionado para realizar la romería de la Virgen de Flores. El espacio habilitado para esta celebración festiva se encuentra equipado con algunas estructuras metálicas, bancos, mesas y fuentes. Pero lo que más llama la atención de este entorno son varios ejemplares de olivos, testigos centenarios de lo que ha acontecido en estas tierras como así se intuye por lo espectacular del diámetro de sus troncos.
Y “a orilla de la ribera está la Virgen de Flores, patrona de Encinasola, reina de los corazones, a orilla de la ribera”.
La representación de la Virgen María asociada a flores es algo común. En Encinasola, además de ser su patrona, es la gran protagonista del momento festivo más importante de la localidad: la romería de la Virgen de Flores.
Los festejos arrancan el viernes posterior al Domingo de Resurrección, extendiéndose hasta el siguiente lunes (Lunes de Albillo). La jornada del domingo comienza con una misa de despedida en la iglesia parroquial de San Andrés. A su término, sobre las 10,00 horas de la mañana, la Virgen de Flores es conducida a su ermita acompañada multitudinariamente por todos los marochos, residentes o no en Encinasola, en una pintoresca romería en la que participan peregrinos que hacen el camino a pie tras la Virgen, en carrozas y carretas, jinetes en cualquier clase de équidos, principalmente caballos, Durante el trayecto se realiza una parada obligatoria en un monolito conocido como la “Piedra de los Valientes”. Se trata de una piedra sobre un pilar de ladrillos donde la Hermandad de la Virgen de Flores ha escrito un fandango: “En la piedra los valientes/un lunes por la mañana/se brinda con aguardiente/en la romería serrana/de Encinasola y su gente”.
El lunes, sobre las 18,30 horas, la salve de despedida marca el regreso oficial a Encinasola.
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