Рет қаралды 767
Sólo puedo decir gracias, gracias a Dios una vez más por el don de la vida, gracias a mi familia, mis amigos, mis hermanos en la fe, gracias a Unidos en el Amor a Jesús, a Franciscanos de María, a la AOPD, a la Guardianita de la fe. Al Padre Pedrito, Padre Santiago, Padre Silver y a todos los que rezaron y se preocuparon por mi.
Quiero compartir con ustedes el motivo de mi ausencia y mi testimonio de la experiencia muy difícil que viví éstos últimos meses, pero que ha sido de gran bendición para mi. Una vez más he estado muy grave tanto como cuando era niña y el cáncer que tuve, como ahora que tuve que someterme en quince días a dos cirugías: una histerectomía y la ruptura de una arteria que puso mi vida en un riesgo muy alto y aunque la situación era grave, Dios me hacía sentir mucha fortaleza y paz.
Al recordar el sufrimiento de Jesús en la cruz, entendí que, aunque la vida nos pueda llevar por caminos dolorosos, Él ya caminó ese dolor por nosotros. Jesús también sufrió, y Él entiende nuestro dolor. Pero también resucitó, y con Él, la esperanza y la vida. Mi testimonio hoy es un recordatorio de que los milagros existen, de que Dios está siempre con nosotros en medio de la tormenta, y de que debemos confiar en Él en los momentos más oscuros. Si estás pasando por una prueba difícil, te animo a no perder la esperanza. Porque, aunque el sufrimiento sea real, la victoria es segura con Jesús a nuestro lado. Hoy, gracias a Su gracia y amor, estoy aquí para contar mi historia, para testificar de Su poder, y para recordarte que, con Dios, todo es posible.