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Cada vez que Lie Tse no estaba ocupado, Yin Sheng aprovechaba la oportunidad para mendigar secretos. Lie Tse siempre lo despedía y no le decía, nada hasta que finalmente le dijo: Pensaba que eras inteligente, ¿realmente eres así de vulgar? Ven, te diré lo que aprendí de mi propio maestro.
Tres años después de empezar a servir al maestro, mi mente ya no se atrevía a pensar en lo correcto y lo incorrecto, y mi boca ya no se atrevía a hablar de beneficios y daños. Solo entonces recibí algo tan importante como una mirada del maestro.
Cinco años más tarde mi mente de nuevo estaba pensando en lo correcto y lo incorrecto, y mi boca de nuevo estaba hablando de beneficio y daño. Por primera vez la cara del maestro se relajó en una sonrisa.
Siete años más tarde pensaba en cualquier cosa que me viniera a la mente, ya sin distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, y decía todo lo que me venía a la boca ya sin distinguir entre el beneficio y el daño. Y por la primera vez el maestro tiró de mí para que me sentara con él en la misma estera.
Nueve años más tarde pensaba sin comedimiento todo lo que me venía a la mente, y decía sin comedimiento todo lo que me venía a la boca sin saber si lo correcto y lo incorrecto, el beneficio y el daño, eran míos o de otro, y sin saber si el maestro era mi profesor o no. Todo era igual.
¡Ahora tú vienes a ser mi discípulo, y antes de que haya pasado un año tú estás indignado y resentido una y otra vez!
👉 Otro narrador: • Discipulo y Maestro - ...