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Después de un viernes Santo con una lluvia inesperada las imágenes del Señor Sepultado, san Juan, santa María Magdalena y nuestra Señora de Soledad regresaron sin ninguna novedad a su templo, aunque por las inclemencias del tiempo el adorno en partes se hubiese deteriorado, las imágenes fueran cubiertas y la luz apagada por miedo a un corto circuito y como algo especial los hermanos de la recolección después de ya algunos años de no escucharla de nuevo se volvió a escuchar el sonido de la matraca al ingreso del cortejo, dándole a la misma un detalle más solemne y especial.