Conocí el Changüi gracias a un disco editado por Discos Corazón, y la verdad es que no le encontraba sentido, me era tan ajeno el ritmo que no lo entendía, pero poco a poco fui descubriendo que era el sonido de la candela misma, como cuando uno atiza el fogón, así mismo es el Changüi, y finalmente me enamoré de él, de su sabrosura, de su cadencia increíble, de la marimbula, del tres, de las maracas, del canto africano antiguo pero tan vivo que resulta inmortal!