🌟EVALUACIÓN DE LA FUNCIÓN SENSITIVA🌟

EVALUACIÓN DE LA FUNCIÓN SENSITIVA
La evaluación de la función sensitiva en la valoración neurológica es esencial para detectar alteraciones en la percepción de estímulos somatosensoriales. Esta evaluación incluye la prueba de varias modalidades sensoriales, como la sensibilidad al tacto ligero, la percepción de la temperatura, la sensación de dolor, la propiocepción y la discriminación de dos puntos. El examinador utiliza herramientas como el algodón para el tacto ligero, un diapasón para la vibración, y agujas o alfileres para evaluar la sensación de dolor. Estas pruebas ayudan a localizar lesiones a lo largo de las vías sensitivas, desde los receptores periféricos hasta la corteza cerebral sensorial.
Durante la evaluación, el paciente puede ser instruido para que cierre los ojos mientras el examinador aplica diferentes estímulos en varias partes del cuerpo. La evaluación de la sensibilidad superficial se realiza tocando ligeramente la piel en distintos puntos y pidiendo al paciente que identifique la sensación y su localización. La discriminación de dos puntos, que evalúa la capacidad de distinguir dos estímulos simultáneos separados por una distancia pequeña, es especialmente útil en las manos y los pies. La propiocepción, que evalúa la conciencia de la posición y el movimiento de las articulaciones, se prueba moviendo pasivamente una articulación y pidiendo al paciente que describa la dirección del movimiento.
Además de la evaluación de la sensibilidad superficial, se realiza la prueba de la sensibilidad profunda, como la vibración y la propiocepción. La vibración se evalúa utilizando un diapasón aplicado sobre prominencias óseas, y el paciente debe identificar cuándo la vibración empieza y termina. La propriocepción se prueba moviendo lentamente una articulación del paciente y solicitándole que describa la dirección del movimiento sin mirar. Estas evaluaciones pueden revelar disfunciones en los nervios periféricos, la médula espinal o las áreas corticales que procesan la información sensorial. La identificación de áreas con pérdida o alteración de la sensibilidad permite al clínico localizar lesiones específicas y diseñar intervenciones terapéuticas adecuadas.