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Hoy meditamos en un pasaje profundamente conmovedor del Evangelio según san Juan, que nos lleva directamente al corazón del misterio de nuestra fe: la Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo. En esta escena del Calvario, encontramos varias enseñanzas que pueden nutrir y fortalecer nuestra vida espiritual.
Primero, observamos la presencia constante y fiel de María, la Madre de Jesús, junto a la cruz. A pesar del inmenso dolor que debía sentir al ver a su Hijo sufriente, María permanece firme. Esta imagen nos invita a reflexionar sobre nuestra propia disposición a acompañar a los que sufren y a permanecer fieles a Dios incluso en los momentos más difíciles de nuestra vida. María es un modelo de fortaleza y fe inquebrantable.
Segundo, vemos a Jesús entregar a su Madre al cuidado del discípulo amado, y al discípulo a su Madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre." Este acto no solo demuestra el amor y cuidado de Jesús por su Madre, sino que también simboliza la nueva familia que se forma en la fe. Jesús nos entrega a María como nuestra Madre espiritual, una madre que intercede por nosotros y nos acompaña en nuestro camino de fe. Esta nueva relación nos invita a acoger a los demás como hermanos y hermanas en Cristo, creando una comunidad basada en el amor y el cuidado mutuo.
Tercero, las últimas palabras de Jesús, "Está cumplido," nos revelan la culminación de su misión redentora. Con su muerte, Jesús ha cumplido la voluntad del Padre y ha abierto las puertas de la salvación para toda la humanidad. Su sacrificio nos muestra el amor supremo de Dios por nosotros y nos llama a responder con gratitud, amor y entrega total a su voluntad.
Finalmente, la lanza que traspasa el costado de Jesús y de la cual brotan sangre y agua, es un signo profundo de los sacramentos de la Eucaristía y del Bautismo. La sangre que brota simboliza la Eucaristía, el sacrificio perpetuo de Cristo que nos alimenta y nos une a Él. El agua simboliza el Bautismo, el sacramento que nos purifica y nos hace miembros del Cuerpo de Cristo. Estos sacramentos son fuentes de vida y gracia que nos sostienen en nuestro camino de fe.
Oremos juntos:
Señor Jesús, al contemplar tu sacrificio en la cruz, te damos gracias por tu infinito amor y misericordia. Ayúdanos a ser fieles como María, tu Madre, y a acoger a los demás como hermanos y hermanas en la fe. Que tu sacrificio nos inspire a vivir con gratitud y entrega, buscando siempre cumplir tu voluntad. Que la gracia de tus sacramentos nos fortalezca y nos guíe en nuestro camino hacia ti. Bendícenos en este día y ayúdanos a ser testigos de tu amor en el mundo. Amén.
Que tengan un bendecido día en el amor y la paz de Cristo.
Evangelio de hoy Lunes 20 de mayo de 2024