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🔷 Jean Terramorsi, ocupando la subdirección de gestión de productos Renault, tuvo una inspiración conceptual en torno al exitoso Renault 5. La idea era concebir un vehículo de competición basado en la producción en serie. No obstante, esta nueva visión no solo pretendía incrementar la potencia y modificar algunos detalles del bastidor como sucedió con el nacimiento de los Renault 5 Alpine, si no que pretendía desvirtuarlo hasta que éste se presentase como un auténtico monstruo de rally. Para ello, era obvio que Renault Sport partiría de los prolíficos beneficios de su tecnología más insigne en aquella época: El turbocompresor.
🔶 El Renault 5 Turbo nacería con unas propiedades muy definidas. El motor turbo alojado en posición central era uno de los atributos que entonces ya primaba en el mundo de los rallys. Un chasis reforzado, un tren de rodaje especialmente modificado y una carrocería compuesta de materiales ligeros como el aluminio y el poliéster, cerrarían el círculo de lo que entonces se estaba definiendo en la veteranía de los Grupo 4. Y por supuesto, no podía quedar descolgado un tren trasero sobredimensionado que daría origen al que cariñosamente se le apodó como Culo Gordo.
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