Perdón por llamarte a esta hora, amor, pero me hacía falta escuchar tu voz, por favor. Si pudieras oír cómo late mi corazón, tan solo con tu respiración en sintonía, se desatan mis nervios, pierdo el control, mi cuerpo tiembla en esta extraña armonía. Es la sensación que solo el amor podría dar, cuando amar como te amo me lleva a volar. Quiero que te enamores de mi lado perverso, del sarcasmo ácido que guardo en mi verso. De mi mente inquieta, a veces un caos fatal, de la forma en que grito y mi crítica tan sutil, brutal. Enamórate de mi carácter, de mi genio escondido, de ese lado oscuro que me ha mantenido dividido. Ama mis defectos, mis manías y mi drama, el caos que causo cuando algo falla y me trama. Enamórate de mis lisuras, de mi parte oculta, de lo que no muestro, porque la verdad asusta. Porque cualquiera podría amar mi sonrisa tierna, pero lo profundo, lo roto, es lo que me gobierna. Si un día te olvido, no será por perder la memoria, será porque puse fin a nuestra historia, porque lo que ya no funciona, mejor dejarlo ir, mantener lo muerto vivo no me deja fluir. Por eso es mejor decir adiós sin rencor, a los recuerdos que ya no tienen valor. Verdades en cicatrices, en la piel talladas, historias que contamos con lágrimas guardadas. Buenos días, tardes o noches, les vengo a saludar, porque la educación nunca se debe olvidar. No soy de la realeza, pero sí del barrio, y al escribir me dieron un don necesario. Siempre fui alegre, un poco extrovertido, solidario y por eso muy bien conocido. Es hacer sentir bien a quien amo, aunque me quiebre, aunque el camino esté lleno de pruebas que hieren. Soy loco, malcriado, conversador sin freno, pero siempre atento a lo que pasa en terreno. Actúo constante, con la mejor de las intenciones, aun cuando la vida me golpea en las estaciones. Dispuesto a seguir, porque rendirse no es opción, aunque el camino se complique en esta canción. Nunca fui materialista, pero sí bien realista, y justo cuando el dolor se intensifica, ahí resista. A veces no queremos charlar con la tristeza, pero hay cosas que pesan, en el alma se apilan, como recuerdos que se clavan y te fusilan, y el rumbo parece perder su certeza. Somos humanos, con fallos y confusión, pero trabajemos duro por nuestra redención. Así que si la calma se va en algún bajón, recuerda que el alma también lleva su misión.