Nada que ver con la magia de la antigua Fonda Riga, ese café en las frías noches en la entrada de la fonda, al lado del fuego viendo pasar a l'Albert siempre con su enorme puro, esas tablas de embutidos y esas abundantes comidas cassolanas, todo eso jamás se borrara de mis nostálgicos recuerdos, visité hace poco la Fonda y mi decepción de ver roto todo ese espíritu tan mágico hace que la Fonda Riga sólo quede en mi recuerdo.